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Salmos 3:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 La salvación viene de Dios. Envía su bendición a todo su pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 La victoria proviene de ti, oh Señor; bendice a tu pueblo. Interludio

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 La salvación viene del Señor, que tu bendición venga sobre tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 La salvación es de YHVH,° Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Levántate, Señor, libérame, Dios mío, pues tú eres quien hiere a mi enemigo en la mejilla y quebranta los dientes del impío.

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Salmos 3:8
22 Tagairtí Cros  

Tuyo soy; ¡sálvame, porque he procurado vivir de acuerdo a tus mandamientos!


Él dará fuerza a su pueblo. Derramará paz como bendición sobre ellos.


Que tu gracia brille sobre tu siervo; ¡sálvame tan sólo por tu misericordia!


Que se desvanezcan como agua tragada por la tierra sedienta. Vuélvanse inútiles las armas en sus manos.


Que su nombre perdure para siempre, y continúe mientras el sol brille. Que todos sean en él bendecidos; que todas las naciones lo alaben.


Hazlos temblar de miedo; bájales los humos hasta que comprendan que no son sino frágiles hombres.


Los caballos ya están listos para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.


Yo soy el Señor y no hay otro salvador.


Hartos estamos de adorar ídolos en las colinas y de celebrar orgías en los montes. Todo esto es sólo farsa. Sólo en el Señor nuestro Dios podrá Israel hallar auxilio y salvación, ahora lo entendemos.


El Señor dice: «Sólo yo soy su Dios, el Señor, y lo he sido desde que los saqué de Egipto. No tienen otro Dios aparte de mí, pues no hay ningún otro Salvador.


»Pero yo para siempre te rendiré homenaje y te ofreceré sacrificios rituales en agradecimiento por lo que has hecho por mí. Cumpliré las promesas que te hice. ¡Solamente el Señor me puede salvar!».


Cuando el cofre empezaba a moverse, Moisés exclamaba: «Levántate; oh Señor, y esparce a tus enemigos; que huyan delante de ti».


Y cuando Dios le devolvió la vida a su Siervo, lo envió primero a ustedes para bendecirlos y para que cada uno se apartara de su maldad».


¡En ningún otro hay salvación! No hay otro nombre bajo el cielo que los hombres puedan invocar para salvarse.


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.


«En verdad te bendeciré abundantemente y te multiplicaré en gran manera».


No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.


Después de esto escuché que una multitud inmensa gritaba a viva voz en el cielo: «¡Aleluya! ¡La gloria, el poder y la salvación proceden de nuestro Dios!,


«Al Dios nuestro que está en el trono y al Cordero debemos la salvación», gritaban.


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