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Salmos 3:8 - Biblia Martin Nieto

8 Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. Tú das de bofetadas a todos mis enemigos y rompes los dientes a los malhechores.

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Biblia Reina Valera 1960

8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 La victoria proviene de ti, oh Señor; bendice a tu pueblo. Interludio

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 La salvación viene del Señor, que tu bendición venga sobre tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 La salvación es de YHVH,° Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Levántate, Señor, libérame, Dios mío, pues tú eres quien hiere a mi enemigo en la mejilla y quebranta los dientes del impío.

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Salmos 3:8
22 Tagairtí Cros  

pero él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Y el Señor otorgó una gran victoria.


tuyo soy, sálvame, pues busco tus preceptos;


El Señor da a su pueblo fortaleza, el Señor bendice a su pueblo con la paz.


mi vida está en tus manos, líbrame de mis enemigos, de mis perseguidores;


Oh Dios, rompe los dientes de su boca, a estos leones rómpeles las muelas;


Que eternice su nombre, que propague su nombre bajo el sol; para que en él sean bendecidas todas las razas de la tierra y todas las naciones lo proclamen dichosas.


Levántate, Señor, que el hombre no se engría, sean las gentes juzgadas ante ti;


Se apareja el caballo para el día del combate, pero del Señor depende la victoria.


Yo, yo soy el Señor; fuera de mí no hay salvador.


Oh, sí, las colinas no son más que mentira, así como el tumulto de los montes. Realmente sólo el Señor, nuestro Dios, es la salvación de Israel.


Sin embargo, yo, el Señor, soy tu Dios desde el país de Egipto; no conoces otro Dios más que yo, no hay salvador fuera de mí.


Los que adoran vanos ídolos dejan de ser leales.


Cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: '¡Levántate, Señor, y sean dispersados tus enemigos; huyan ante ti los que te odian!'.


Por vosotros, en primer lugar, Dios, después de haber resucitado a su Hijo, lo envió a bendeciros, para que os arrepintáis cada uno de vuestros pecados'.


Y no hay salvación en ningún otro, pues no se nos ha dado a los hombres ningún otro nombre debajo del cielo para salvarnos'.


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales.


diciendo: Sí, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia.


no devolváis mal por mal ni injuria, por injuria sino todo lo contrario bendecid siempre pues para esto habéis sido llamados para ser herederos de la bendición.


Después de esto oí en el cielo la voz de una gran multitud que decía: ¡Aleluya! La victoria, la gloria y el poder a nuestro Dios,


Gritaban con voz potente: La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del cordero.


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