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Jeremías 31:18 - Biblia Martin Nieto

18 Escucho, escucho el lamento de Efraín: 'Me has castigado, y he sufrido el castigo como novillo indómito; haz que vuelva y volveré, pues tú eres el Señor, mi Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Oí a Israel decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque solo tú eres el Señor mi Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Escucho, escucho quejarse a Efraím: 'Me has pegado, y he sido castigado muy duro, como un novillo no domado; haz que yo vuelva y volveré, ya que tú eres Yavé, mi Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Oí atentamente el lamento de Efraín: Me azotaste, Fui castigado como novillo indómito; Conviérteme, y seré convertido, Porque Tú eres YHVH mi Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Oigo muy bien a Efraín lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.

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Jeremías 31:18
54 Tagairtí Cros  

¡Oh, sí, feliz el hombre que por Dios es corregido y no desperdicia la enseñanza del todopoderoso!


el Señor me ha castigado duramente pero no ha permitido que muera.


antes de que me humillaras andaba extraviado, pero ahora guardo tu palabra;


Yo sé, Señor, que son justas tus sentencias y que me has humillado con razón;


Pero yo confío en ti, Señor; lo confirmo: 'Tú eres mi Dios';


No seas como el mulo o el caballo, seres irracionales a los que hay que domar con las bridas y el freno; de lo contrario, no se acercan a ti.


y jamás volveremos a apartarnos de ti; consérvanos la vida e invocaremos tu nombre.


ante Efraín, Benjamín y Manasés; despierta tu poder y ven a socorrernos.


nos has hecho el chismorreo de los vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros.


has puesto fin a tu furor y has desistido de tu ardiente ira.


Dichoso el hombre al que tú corriges, Señor, al que instruyes en tu ley,


El látigo para el caballo, la brida para el asno y la vara para las espaldas de los necios.


El hombre que ante los reproches se hace más terco será quebrantado de repente y sin remedio.


No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor y no te enfades por su reprensión,


¿Para qué golpearos todavía, si os seguís rebelando? Enferma está toda la cabeza, el corazón entero dolorido.


Tus hijos yacen extenuados por todas las esquinas de las calles, como una gacela en la red, llenos de la furia del Señor, de las amenazas de tu Dios.


Era maltratado, y no se resistía ni abría su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante sus esquiladores, no abría la boca.


porque tú eres nuestro padre! Pues Abrahán no nos conoce, ni Israel se acuerda de nosotros. Tú, Señor, eres nuestro padre; nuestro libertador es tu nombre desde antiguo.


Por eso el Señor cortó a Israel cabeza y cola, palmera y junco en sólo un día:


Cúrame, Señor, y quedaré curado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi gloria.


En vano he castigado a vuestros hijos; no habéis aprendido la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como un león devastador.


¡Acostémonos en nuestra ignominia y nos cubra nuestro oprobio, porque contra el Señor, nuestro Dios, hemos pecado nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud hasta el presente y no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios!'.


Sí, vendrá un día en que los centinelas gritarán en la montaña de Efraín: '¡Levantaos, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!'.


Entre lágrimas habían partido, entre consuelos los devuelvo junto a los arroyos de las aguas, por un camino llano, donde no dan traspiés. Pues soy un padre para Israel, Efraín es mi primogénito.


¡Oh Señor!, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú les has herido, y no han acusado el golpe; los has aplastado, y no han querido aprender la lección. Han endurecido su frente como la roca, han rehusado convertirse.


¡Reclámanos a ti, Señor, y volveremos; renueva nuestros días como antaño,


Entonces os acordaréis de vuestra conducta, de todas las acciones con las cuales os manchasteis, y sentiréis asco de vosotros mismos por todas las injusticias que habéis cometido.


Este desastre nos ha sobrevenido tal y como está escrito en la ley de Moisés; pero nosotros no hemos tratado de aplacar la ira del Señor, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestros pecados y dando oídos a tu verdad.


Efraín es una novilla doméstica que gusta de la trilla en la era. Yo pondré el yugo sobre su hermoso cuello, y la unciré al carro; Israel tendrá que arar, y Jacob rastrillar.


Porque Israel se ha torcido como novilla indómita; ¿cómo los va a apacentar el Señor como a un cordero en ancha pradera?


Sí, volveré a mi lugar hasta que se sientan culpables y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.


Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían convertido de su mala conducta, tuvo compasión de ellos y no llevó a cabo el mal con el que los había amenazado.


No ha escuchado la voz, no ha aprendido la lección, no ha puesto su confianza en el Señor, no ha acudido a su Dios.


Así hablaban entre sí los que temen a Dios. Pero el Señor puso atención y escuchó, y se escribió ante él un libro en el que están registrados los que le temen y respetan su nombre.


Al oeste acamparán los que están agrupados bajo la bandera de Efraín. El jefe de los hijos de Efraín será Elisamá, hijo de Amihud;


Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y enseñar a los rebeldes la sabiduría de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto'.


Se puso en camino y fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, conmovido, fue corriendo, se echó al cuello de su hijo y lo cubrió de besos.


Por vosotros, en primer lugar, Dios, después de haber resucitado a su Hijo, lo envió a bendeciros, para que os arrepintáis cada uno de vuestros pecados'.


pues es Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, según su voluntad.


Habéis olvidado la exhortación que os dirige como a hijos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desalientes cuando te reprenda;


Yo reprendo y castigo a los que amo; por tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.


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