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Eclesiastés 2:18 - Biblia Martin Nieto

18 Detesto todo el trabajo que he hecho bajo el sol y que dejaré a mi sucesor.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Llegué a odiar todo el trabajo que hice en este mundo porque tengo que dejarles a otros lo que yo he ganado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Me puse a detestar todas las molestias que me había dado bajo el sol, puesto que debo dejarlo todo al que vendrá después de mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y aborrecí todo mi trabajo en que me había afanado debajo del sol, viendo que tenía que dejarlo a alguno que vendrá después de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Detesto cuanto yo mismo hice bajo el sol, porque habré de dejarlo a mi sucesor.

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Eclesiastés 2:18
19 Tagairtí Cros  

Que tu mano los aparte de la humanidad, fuera del mundo, que sea ésta su suerte en esta vida; cébalos, Señor, con tus reservas, que se hinchen sus hijos y haya sobras para sus pequeños.


Como una cuarta son de largos mis días; ante ti mi vida es como nada, menos que un soplo son todos los humanos;


¿Es que van a vivir indefinidamente?, ¿se van a quedar sin ver la fosa?


Y consagré mi corazón a investigar y a observar con sabiduría todo lo que se hace bajo los cielos. Es ésta una penosa ocupación, que Dios ha dado a los hijos del hombre para que trabajen en ella.


¿Qué provecho saca el hombre de todo el trabajo con que se afana bajo el sol?


Luego reflexioné sobre todas las obras que mis manos habían hecho y sobre la fatiga que me había tomado por hacerlas, y he aquí que todo es vanidad, andar a la caza del viento, y no queda provecho alguno bajo el sol.


Porque uno ha trabajado con sabiduría, ciencia y éxito, y deja su bien a otro que no ha trabajado en ello. También esto es vanidad y grave mal.


Porque él da sabiduría, ciencia y placer al hombre que le agrada; y al malhechor le impone la carga de allegar y amontonar para dejárselo después a quien Dios quiera. También esto es vanidad y dar caza al viento.


Así que he visto que no hay otra felicidad para el hombre que gozarse en sus obras, porque ésta es su condición. Pues, ¿quién le llevará a gozar de lo que vendrá después?


Y más feliz que unos y otros es el que aún no ha existido y no ha visto las injusticias que se cometen bajo el sol.


Igualmente, cuando Dios da a un hombre riquezas y hacienda y le permite disfrutar de ellas, tomarse su parte y gozar de su trabajo, eso es un don de Dios.


Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida de vanidad que Dios te da bajo el sol, porque ésa es tu parte en la vida y en el trabajo con que te afanas bajo el sol.


Pero Dios le dijo: ¡Insensato, esta misma noche morirás!; ¿para quién será lo que has acaparado?


Según el don que Dios me ha concedido, yo puse los cimientos como buen arquitecto, y otro construye el edificio. Que cada uno mire cómo construye.


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