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Eclesiastés 2:1 - Biblia Martin Nieto

1 Dije en mi corazón: '¡Ea, quiero hacerte probar la alegría; goza del placer!'; y he aquí que también eso es vanidad.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dije: '¡Vamos, encontremos la alegría, y que yo pruebe la felicidad!' Pero eso también no es más que un viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer! ¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegría, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

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Eclesiastés 2:1
27 Tagairtí Cros  

Pues bien, descendamos y confundamos su lenguaje para que no se entiendan los unos a los otros'.


Y el rey respondió: 'Está bien, anda y lleva una carta mía al rey de Israel'. Partió Naamán llevando consigo unos trescientos cuarenta kilos de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de vestidos.


dice en su corazón: 'Yo no vacilo, seré siempre feliz, nunca en desgracia'.


De ti mi corazón me ha dicho: 'Busca su rostro'; es tu rostro, Señor, lo que yo busco;


Aun en la risa encuentra el corazón sufrimiento, y la alegría acaba en duelo.


Goza, joven, de tu mocedad, y que tu corazón disfrute en los días de tu juventud. Sigue los caminos de tu corazón y los deseos de tus ojos. Pero sabe que de todo esto Dios te pedirá cuentas.


No negué a mis ojos nada de cuanto deseaban, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó en todo mi trabajo.


Y me dije: 'Como la suerte del necio, así será la mía. Entonces, ¿qué provecho voy a tener en adquirir más sabiduría?'. Y dije en mi corazón que también eso es vanidad.


Quién, en efecto, puede comer, o quién puede beber sin él?


El corazón del sabio está en la casa del duelo; el corazón del necio, en la casa de la alegría.


Así pues, alabo la alegría, porque para el hombre no hay bajo el sol otra felicidad que comer y beber y gozar. Y esto le acompaña en su trabajo en los días de su vida que le da Dios bajo el sol.


Ahora, pues, os diré qué voy a hacer con mi viña: le quitaré el seto, y servirá de pasto; derribaré la tapia, y será pisoteada.


Pero todos vosotros que prendéis fuego y atizáis brasas caed en las llamas de vuestro fuego, en las brasas que atizáis. Mi mano os tratará así, os hundiréis en los tormentos.


El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no he resistido, no me he echado atrás.


Luego me diré: Tienes muchos bienes almacenados para largos años; descansa, come, bebe y pásalo bien.


'Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba a diario espléndidamente.


Y estando en el infierno, entre torturas, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán, y a Lázaro a su lado.


Nosotros también en otro tiempo fuimos unos locos, desobedientes, descarriados, esclavos de toda clase de concupiscencias y placeres, malos y envidiosos, odiados de todos y odiándonos mutuamente unos a otros.


Y ahora vosotros, los que decís: 'Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí el año, negociando y ganando dinero';


Y vosotros, los ricos, llorad con fuertes gemidos por las desventuras que van a sobreveniros.


Habéis vivido sobre la tierra en delicias y placeres y habéis engordado para el día de la matanza.


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