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Daniel 6:18 - Biblia Martin Nieto

18 Trajeron una piedra y la colocaron en la boca del foso; y el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, con el fin de que no pudiese ser mudada la suerte de Daniel.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

18 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Luego el rey regresó al palacio y pasó la noche en ayuno. Rechazó sus entretenimientos habituales y no pudo dormir en toda la noche.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El rey entró en su palacio, ayunó toda la noche y no quiso acostarse con sus concubinas; no pudo dormir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y se retiró el rey a su palacio y pasó la noche en ayuno, sin hacer venir concubinas a su presencia, y el sueño huyó de él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Trajeron después una piedra y la pusieron a la entrada del foso. El rey la selló con su anillo y con el anillo de sus magnates para que no se cambiara lo establecido con respecto a Daniel.

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Daniel 6:18
16 Tagairtí Cros  

Y el rey dijo a Semeí: 'No morirás'. Y el rey se lo juró.


Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ayunó. Se acostaba con el cilicio y andaba muy afligido.


No pudiendo el rey aquella noche conciliar el sueño, pidió que le trajesen el libro de los anales o crónicas y que se las leyeran.


Cantan con tímpanos y cítaras, al son de la flauta se divierten.


En los sauces de al lado teníamos colgadas nuestras cítaras.


me acuerdo de Dios, y me pongo a llorar; me pongo a meditar, y me siento desfallecer;


Amontoné plata y oro, y tesoros de reyes y de provincias; me hice con cantores y cantoras, y lo que constituye la delicia de los hombres, princesas en cantidad.


Precipitaron mi vida en una fosa, y tiraron piedras sobre mí.


No comí manjar sabroso, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con perfume en el curso de estas tres semanas.


El año segundo de su reinado, Nabucodonosor tuvo un sueño que le preocupó tanto, que no podía dormir.


Después el rey volvió a su palacio y pasó la noche en ayuno sin permitir que vinieran con él las concubinas, y el sueño huyó de sus ojos.


Y ya no se oirán en ti las voces de los citaristas, de los músicos, de los flautistas y de los trompeteros; y no se volverá a encontrar en ti artífice de cualquier arte; ni se oirá más el ruido de la muela;


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