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Juan 8:59 - Nueva Biblia Española (1975)

59 Tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

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Biblia Reina Valera 1960

59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

59 En ese momento, tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús desapareció de la vista de ellos y salió del templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

59 Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

59 Entonces tomaron piedras para lapidarle; pero Jesús se escondió y salió del templo.

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Juan 8:59
18 Tagairtí Cros  

Ya los que estaban a la puerta, pequeños y grandes, los cegaron, de modo que no daban con la puerta.


El que blasfeme el nombre del Señor, es reo de muerte. Toda la asamblea lo apedreará. Emigrante o indígena, quien blasfeme el nombre del Señor morirá.


Al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con El.


Se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.


Por eso Jesús dejó de andar en público entre los judíos del sistema y se fue de allí a la región cercana al desierto, a Efraín, una ciudad así llamada, y allí se quedó con los discípulos.


Los discípulos le dijeron: Maestro, hace nada querían apedrearte los judíos, y ¿te marchas otra vez allí?.


Mientras tienen luz, presten adhesión a la luz, y así serán participes de la luz. Así habló Jesús. Luego se fue, ocultándose de ellos.


Les dijo entonces Pilato: Llévenlo ustedes y júzguenlo conforme a su Ley. Le dijeron entonces las autoridades judías: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.


El que había sido curado no sabía quién era» pues, como había mucha gente en el lugar, Jesús se había escabullido.


Al pasar vio Jesús un hombre ciego de nacimiento. Le preguntaron sus discípulos:


Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos y, todos a una, se echaron sobre él;


ordenó al sacerdote Abiatar: Acércame el efod. Abiatar se lo acercó,


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