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Jeremías 7:18 - Nueva Biblia Española (1975)

18 Los hijos recogen leña, los padres encienden lumbre, las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina del cielo, y para irritarme hacen libaciones a dioses extranjeros.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¡Con razón estoy tan enojado! Mira cómo los hijos juntan leña y los padres preparan el fuego para el sacrificio. Observa cómo las mujeres preparan la masa para hacer pasteles y ofrecérselos a la reina del cielo. ¡Y derraman ofrendas líquidas a sus otros dioses-ídolos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan para hacer tortas a la reina del cielo. Y luego derraman vino en honor de dioses extranjeros, para así ofenderme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Los hijos recogen leña, los padres encienden fuego, y las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina de los cielos, y para provocarme a ira derraman libaciones a dioses extranjeros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la pasta para hacer pasteles en honor de la Reina del Cielo y ofrecen libaciones a otros dioses, para ofenderme.

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Jeremías 7:18
28 Tagairtí Cros  

sino que te has portado peor que tus predecesores, haciéndote dioses ajenos, ídolos de metal, para irritarme, y a mí me has echado a la espalda,


Yo te saqué del polvo y te hice jefe de mi pueblo, Israel; pero tú has imitado a Jeroboán, has hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados;


les lloverán desgracias, saldrán huyendo; yo no derramaré sus libaciones de sangre ni pronunciaré sus nombres con mis labios.


Se desmorona Jerusalén, Judá se derrumba: porque hablaban y actuaban contra el Señor, rebelándose en presencia de su gloria.


Los cantos del torrente serán tu herencia, ellos serán tu lote: en su honor derramabas libaciones y ofrecías sacrificios.


Pero a ustedes que abandonaron al Señor olvidando mi Monte Santo, que preparaban la mesa para la Fortuna y llevaban la copa para el Destino,


pueblo que me provocaba en la cara continuamente, que sacrificaba en los jardines y ofrecía incienso sobre los ladrillos,


Entablaré pleito con ellos por todas sus maldades: porque me abandonaron, quemaron incienso a dioses extranjeros y se postraron ante las obras de sus manos.


El Señor de los ejércitos, que te plantó, pronuncia una amenaza contra ti, por la maldad de Israel y de Judá, que me irritaron quemando incienso a Baal.


para memoria de sus sucesores: son sus altares y mayos, junto a árboles frondosos, en colinas elevadas,


las casas de Jerusalén y los palacios reales de Judá serán inmundos como el sitio de El Horno; las casas en cuyas azoteas ofrecían sacrificios a los astros del cielo, y libaban a dioses extranjeros'. 20


No me escucharon -oráculo del Señor- , me irritaron con las obras de sus manos, para su mal.


Los caldeos que la atacan entrarán en esta ciudad y le pondrán fuego. La quemarán con las casas, en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, para irritarme.


Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Con la boca lo dicen, con la mano lo cumplen: 'Tenemos que cumplir los votos que hemos hecho de ofrecer incienso y libaciones a la reina del cielo'. Cumplirán sus votos, cumplirán sus promesas.


Sin cesar les envié a mis siervos los profetas para que les dijeran: No cometan esas abominaciones que detesto.


¿No ves lo que hacen en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén?


forzaron a los jóvenes a mover el molino, y los muchachos sucumbían bajo cargas de leña.


Fornicaste con los egipcios, tus vecinos, de grandes miembros, y a fuerza de prostituirte, me encolerizaste.


Cuando los introduje en la tierra que con la mano en alto había jurado darles, al ver un collado alto, al ver un árbol copudo, allí hacían sus sacrificios, allí depositaban su irritante ofrenda, allí ponían sus oblaciones de aroma que aplaca, allí vertían sus libaciones.


Después me llevó al atrio interior de la casa del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el atrio y el altar, había unos veinticinco hombres, de espaldas al templo y mirando hacia el oriente: estaban adorando al sol.


Me dijo: ¿No ves, hijo de Adán? ¡Le parecen poco a la casa de Judá las abominaciones que aquí cometen, y colman el país de violencias, indignándome más y más. ¡Ahí los tienes despachando esbirros para enfurecerme!


¿Queremos dar celos al Señor?, ¿es que somos más fuertes que él?


Le dieron celos con dioses extraños, lo irritaron con sus abominaciones,


ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos vacíos; pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación fatua.


Al levantar los ojos al cielo y ver el sol, la luna y las estrellas, el ejército entero del cielo, no te dejes arrastrar a prosternarte ante ellos para darles culto; pues el Señor, tu Dios, se los ha repartido a todos los pueblos bajo el cielo.


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