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Éxodo 33:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Al oír el pueblo palabras tan duras, guardó luto y nadie se puso sus joyas.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan duras, hicieron duelo y dejaron de usar joyas y ropa fina.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El pueblo escuchó esta advertencia; ninguno se puso su traje de fiesta; más bien hicieron duelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando el pueblo oyó esta mala noticia, prorrumpió en llanto y ninguno se vistió sus atavíos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Al oír el pueblo esta mala noticia, hizo duelo y nadie se vistió sus galas.

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Éxodo 33:4
20 Tagairtí Cros  

Meribaal, nieto de Saúl, bajó al encuentro del rey. No se había lavado los pies, ni arreglado la barba, ni lavado la ropa desde que tuvo que irse el rey hasta el día en que volvía victorioso.


En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno.


Cuando el rey Ezequías lo oyó, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y fue al templó;


Cuando me enteré de esto, me rasgué los vestidos y el manto, me afeité la cabeza y la barba y me senté desolado.


Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra


Cuando lo vieron a distancia, no lo reconocían, y rompieron a llorar; se rasgaron el manto, echaron dos en el suelo, siete días con sus polvo sobre la cabeza y hacia el noches, sin decirle una palabra, cielo


Los israelitas se desprendieron de sus joyas a partir del monte Horeb.


Estremézcanse las despreocupadas, tiemblen las confiadas, desnúdense del todo y cíñanse un sayal,


laméntate en silencio como un muerto, sin hacer duelo; líate el turbante y cálzate las sandalias; no te emboces la cara ni comas el pan del duelo.


seguirán con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies, no llorarán ni harán duelo; se consumirán por su culpa y se lamentarán unos con otros.


Bajarán de sus tronos todos los príncipes marinos, se despojarán de sus mantos y se quitarán sus ropajes bordados; se vestirán de terror y se sentarán en el suelo, se estremecerán sobresaltados, espantados de ti.


y no me gritan de corazón, sino que vociferan en sus lechos, son devotos de Ceres y Baco' y se apartan de mí.


Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar. No se despeinen ni se vistan harapos, así no morirán ni se encenderá la ira del Señor contra la comunidad. Sus hermanos, los demás israelitas, se encargarán de llorar por el incendio que envió el Señor.


Cuando el mensaje llegó al rey de Nínive, se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó en el polvo


y a consultar a los sacerdotes del templo del Señor de los ejércitos y a los profetas lo siguiente: ¿Debemos observar el quinto mes un día de duelo y abstinencia como lo venimos haciendo desde hace años?


Di a la gente del campo y a los sacerdotes: Cuando estos setenta años ayunaban y hacían duelo los meses quinto y séptimo, ¿lo hacían en mi honor?


Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos, y el pueblo lloró toda la noche.


Moisés comunicó estas palabras a todos los israelitas, y el pueblo hizo gran duelo.


Los hijos de Jeconías, aunque vieron el arca, no hicieron fiesta con los demás, y el Señor castigó a setenta hombres. El pueblo hizo duelo, porque el Señor los había herido con gran castigo,


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