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Éxodo 32:10 - Nueva Biblia Española (1975)

10 Por eso déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti sacaré un gran pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ahora quítate de en medio, para que mi ira feroz pueda encenderse contra ellos y destruirlos. Después, Moisés, haré de ti una gran nación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Ahora, pues, deja que estalle mi furor contra ellos. Voy a exterminarlos, mientras que de ti yo haré nacer un gran pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Deja ahora que se encienda mi ira contra ellos, y los consumiré, y haré de ti una nación grande.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Ahora, déjame que se encienda mi ira contra ellos y los extermine; pero yo haré de ti una gran nación'.

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Éxodo 32:10
21 Tagairtí Cros  

Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y servirá de bendición.


Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él para apartar su cólera del exterminio.


Se encenderá mi ira y haré que ustedes mueran a espada, dejando a sus mujeres viudas y a sus hijos huérfanos.


Entonces Moisés aplacó al Señor, su Dios, diciendo: ¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con grande poder y mano robusta?


Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las losas y las rompió al pie del monte.


a una tierra que mana leche y miel. Pero yo no subiré entre ustedes, porque son un pueblo testarudo y los devoraría en el camino,


Y tú no intercedas por este pueblo, no supliques a gritos por él, que no escucharé cuando me invoquen en la hora aciaga.


El Señor me dijo: No intercedas a favor de este pueblo.


El Señor me respondió: Aunque estuvieran delante Moisés y Samuel, no me conmovería por ese pueblo. Despáchalos, que salgan de mi presencia.


Y tú no intercedas por este pueblo, no supliques a gritos por ellos, no me reces, que no te escucharé.


Pero se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto: no caminaron según mis preceptos, rechazaron mis mandamientos, que dan la vida al que los cumple, y profanaron gravemente mis sábados. Entonces pensé derramar mi cólera sobre ellos, en el desierto, para exterminarlos.


Voy a herirlo de peste y a desheredarlo. De ti sacaré un pueblo grande, más numeroso que ellos.


Apártense de ese grupo, que los voy a consumir al instante.


Ellos cayeron rostro en tierra y oraron: Dios, Dios de los espíritus de todos los vivientes, uno solo ha pecado, ¿y vas a irritarte contra todos?


Déjame destruirlo y borrar su nombre bajo el cielo; de ti haré un pueblo más fuerte y numeroso que él'.


porque tenía miedo de que la ira y la cólera del Señor contra ustedes los destruyera. También aquella vez me escuchó el Señor.


Por tanto, confiésense los pecados unos a otros y recen unos por otros, para que se curen. Mucho puede la oración intensa del justo:


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