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1 Samuel 2:9 - Nueva Biblia Española (1975)

9 El guarda los pasos de sus amigos mientras los malvados perecen en las tinieblas -porque el hombre no triunfa por su fuerza.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Él guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Él protegerá a sus fieles, pero los perversos desaparecerán en la oscuridad. Nadie tendrá éxito solamente por la fuerza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Cuida los pasos de sus fieles, pero los malos perecen en las tinieblas: la fuerza del hombre no da la victoria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Él guarda los pies de sus fieles, Pero los malos enmudecerán en las tinieblas, Porque por fuerza propia no prevalecerá ninguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Él guarda los pasos de sus fieles, mientras que los impíos perecen en tinieblas, porque no por su fuerza triunfa el hombre.

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1 Samuel 2:9
41 Tagairtí Cros  

expulsado de la luz a las tinieblas, desterrado del mundo,


entiérralos juntos en el polvo envueltos en sudarios en la tumba.


da esperanza al desvalido y tapa la boca a los malvados.


disfrutarás de la paz de tu tienda y al recorrer tu dehesa nada echarás de menos;


Porque el Señor cuida del camino de los justos, pero el camino de los malvados acaba mal.


Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba;


No permitirá que tropiece tu pie, tu guardián no duerme;


El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha:


el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre,


el Señor guarda a los que lo aman, pero destruye a los malvados.


Señor, que no me avergüence de haberte invocado, que se avergüencen los malvados y bajen mudos al abismo;


porque el Señor ama lo que es justo y no abandona a sus adictos, los guarda siempre; pero la estirpe de los malvados se extinguirá;


Cuando me parece que voy a tropezar, tu lealtad, Señor, me sostiene;


el Señor ama al que aborrece el mal, protege la vida de sus fieles y los libra de los malvados.


El hombre planea su camino, el Señor dirige sus pasos.


custodia la senda del deber, la rectitud y los buenos senderos.


El Señor se pondrá a tu lado y guardará tu pie de la trampa.


Toda su vida come en tinieblas, entre muchos disgustos, enfermedades y rencores.


Otra cosa he observado bajo el sol: que no depende el correr de la agilidad, ni la batalla de la valentía, ni de la habilidad tener pan, ni la riqueza de ser avisado, ni la estima del saber, sino que siempre se tercia la ocasión y la suerte.


Yo, el Señor, soy su guardián, la riego con frecuencia, para que no le falte su hoja, noche y día la guardo.


Siéntate y calla, entra en las tinieblas, capital de los caldeos, que ya no te llamarán emperatriz.


¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos, entremos en las plazas fuertes, para morir allí; porque el Señor, nuestro Dios, nos deja morir, nos da a beber agua envenenada, porque pecamos contra el Señor.


Así dice el Señor: No se glorie el sabio de su saber, no se gloríe el soldado de su valor, no se gloríe el rico de su riqueza;


Extermina a sus contrarios, empuja a las tinieblas al enemigo;


Ese día será un día de cólera, día de angustia y aflicción, día de destrucción y desolación, día de oscuridad y tinieblas, día de nubes y nubarrones,


'El Señor te bendiga y te guarde,


en cambio a los ciudadanos del reino los echarán afuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.


Como sabemos, siempre que la Ley habla se dirige a sus súbditos; con esto se les tapa la boca a todos y el mundo entero queda convicto ante Dios.


Delante va el favorito de los pueblos, a su derecha van los guerreros, con la izquierda rige a sus santos; ellos se rinden a su paso y marchan a sus órdenes.


reservada en el cielo para ustedes, que, gracias a la fe, están custodiados por la fuerza de Dios; para la salvación dispuesta a revelarse en el momento final.


Son fuentes agotadas, nubes arrastradas por la tormenta; las oscuras tinieblas los aguardan.


Judas, servidor de Jesús el Mesías y hermano de Santiago, a los llamados que ama Dios Padre y custodia Jesús el Mesías.


olas bravas del mar coronadas por la espuma de sus propias desvergüenzas; estrellas fugaces a quienes está reservada la oscuridad de las eternas tinieblas.


Amigos, pongo siempre mucho empeño en escribirles acerca de nuestra salvación; y me veo obligado a mandarles esta carta, para animarlos a combatir por esa fe que se transmitió al pueblo santo de una vez para siempre.


Ahora, señor, ¡vive el Señor que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano!, por tu vida, sean como Nabal tus enemigos y los que intenten hacerte daño.


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