Apocalipsis 6 - Nueva Biblia Española (1975)1 En la visión, cuando el Cordero soltó el primero de los siete sellos, oí al primero de los vivientes que decía con voz de trueno: 'Ven'. 2 En la visión apareció un caballo blanco; el jinete llevaba un arco, le entregaron una corona y se marchó victorioso para vencer otra vez. 3 Cuando soltó el segundo sello, oí al segundo viviente que decía: 'Ven'. 4 Salió otro caballo, alazán, y al jinete le dieron poder para quitar la paz a la tierra y hacer que los hombres se degüellen unos a otros; le dieron también una espada grande. 5 Cuando soltó el tercer sello, oí al tercer viviente que decía: 'Ven'. En la visión apareció un caballo negro; su jinete llevaba en la mano una balanza. 6 Me pareció oír una voz que salía de entre los cuatro vivientes y que decía: 'Un cuartillo de trigo, una moneda de plata; tres cuartillos de cebada, una moneda de plata; al aceite y al vino, no los dañes'. 7 Cuando soltó el cuarto sello, oí la voz del cuarto viviente, que decía: 'Ven'. 8 En la visión apareció un caballo amarillento'; el jinete se llamaba 'muerte' y el abismo lo seguía. Les dieron potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, hambre, epidemias y con las fieras salvajes. 9 Cuando soltó el quinto sello, vi al pie del altar, con vida', a los asesinados por proclamar la palabra de Dios y por el testimonio que mantenían; 10 clamaban a grandes voces: Tú, el soberano, el santo y fiel, ¿para cuándo dejas el juicio de los habitantes de la tierra y la venganza de nuestra sangre? 11 Dieron a cada uno una vestidura blanca y les dijeron que tuvieran calma todavía por un poco, hasta que se completara el número de sus compañeros de servicio y hermanos suyos a quienes iban a matar como a ellos. 12 En la visión, cuando se abrió el sexto sello se produjo un gran terremoto, el sol se puso negro como un vestido de pelo, la luna se tiñó de sangre 13 y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como caen los higos verdes de una higuera cuando la sacude un huracán. 14 Desapareció el cielo como un volumen que se enrolla y montes e islas se desplazaron de su lugar. 15 Los reyes de la tierra, los magnates, los generales, los ricos, los potentes y todo hombre, esclavo o libre, se escondieron en las cuevas y entre las rocas de los montes, 16 diciendo a los montes y a las rocas: 'Caigan sobre nosotros y ocúltennos' de la presencia del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero, 17 porque ha llegado el gran día de su cólera y ¿quién podrá resistirle?'. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.