Y Jesús, movido por la compasión, les tocó sus ojos y enseguida recobraron la vista, y le siguieron.
Lucas 8:44 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Razón por la cual, ella se acercó a Jesús, y por detrás tocó levemente su ropa e inmediatamente se detuvo su hemorragia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. Biblia Nueva Traducción Viviente Acercándose a Jesús por detrás, le tocó el fleco de la túnica. Al instante, la hemorragia se detuvo. Biblia Católica (Latinoamericana) se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame. La Biblia Textual 3a Edicion acercándose por detrás, se agarró del borde de su manto; y al instante el flujo de su sangre se detuvo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 acercándose por detrás, le tocó el borde del manto, e inmediatamente cesó su flujo de sangre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) vino por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se estancó el flujo de su sangre. |
Y Jesús, movido por la compasión, les tocó sus ojos y enseguida recobraron la vista, y le siguieron.
Jesús extendió la mano, le tocó y le dijo: – Quiero; sé limpio. Y al instante, el leproso quedó sano.
De pronto una mujer, que sufría por doce años de hemorragia, se acercó a Jesús por detrás, y tocó el borde de su manto;
En cada pueblo, ciudad y campo, colocaban a los enfermos en las plazas, rogando a Jesús que les permitiera tocar al menos el borde de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos.
Entonces puso las manos sobre ella, y de inmediato ella se enderezó y empezó a alabar a Dios.
y se colocó detrás de Jesús, llorando a sus pies, empezó a mojárselos con sus lágrimas, los secó con su cabello, los besó y los ungió con el perfume.
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias, había gastado todos sus recursos para ser curada, pero ningún médico había sido capaz de sanarla.
Entonces, Jesús dijo: – ¿Quién me tocó? Todos lo negaron, y Pedro comentó: – Maestro, toda esta multitud te apretuja.
El paralítico sanado no sabía quién era Jesús; porque Jesús se perdió entre la multitud que había en aquel lugar.
a tal grado que a los enfermos les llevaban pañuelos y ropas que habían tocado el cuerpo de Pablo y las ponían sobre ellos y quedaban sanos de sus enfermedades, también los espíritus malignos salían de ellos.
sacaban a los enfermos a las calles y los ponían en camas y camillas, para que cuando viniera Pedro, al menos su sombra los cubriese a algunos de ellos.