Luego Jesús volvió a decir a sus discípulos: – El que los escuche a ustedes, me escucha a mí; el que los rechace, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza a Dios que me envió.
Hechos 5:4 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia ¿Acaso tú no tenías la autoridad de quedarte con todo el dinero, porque era tu propiedad? ¿Cómo es posible que permitieras en tu corazón esta mentira? No le mentiste a los hombres sino a Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente La decisión de vender o no la propiedad fue tuya. Y, después de venderla, el dinero también era tuyo para regalarlo o no. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!». Biblia Católica (Latinoamericana) Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Reteniéndola, ¿acaso no quedaba siendo tuya? Y una vez vendida, ¿no estaba a tu disposición? ¿Por qué pusiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿No eras dueño para quedarte con él, y no podías disponer plenamente de él aun después de vendido? ¿Por qué te decidiste a hacer lo que has hecho? No has defraudado a los hombres, sino a Dios'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. |
Luego Jesús volvió a decir a sus discípulos: – El que los escuche a ustedes, me escucha a mí; el que los rechace, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza a Dios que me envió.
Pero Pedro le dijo: – Ananías, ¿por qué permitiste que Satanás llenara tu corazón para mentirle al Espíritu Santo y quedarte con una parte del dinero, producto de la venta de la propiedad?
Y Pedro le respondió a Safira: – ¿Por qué te pusiste de acuerdo con tu marido, para tentar al Espíritu del Señor? Los mismos que sepultaron a tu esposo, están a la puerta para sacarte y sepultarte.
La comida no es lo que nos hace aceptados por Dios; no seremos mejores que los demás por no comer, ni peores por comer.
Por lo tanto, el que no hace caso a estas enseñanzas no está negándose a obedecer a seres humanos, más bien está rechazando a Dios, ya que Él nos da su Espíritu Santo en nuestro interior.
pero no quiero manipular tu voluntad, sino que tomes una decisión en completa libertad.
Cuando uno se deja llevar por el deseo, el deseo engendra el pecado y el pecado trae como consecuencia la muerte.