No pierdas de vista mis palabras, grábalas en lo más profundo de tu corazón.
No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;
No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón,
Tenlas presentes en el espíritu, guárdalas en lo más profundo de tu corazón.
No se aparten de tus ojos, Guárdalas en medio de tu corazón.
No se aparten nunca de tus ojos, guárdalas en el fondo de tu corazón,
No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón.
Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí».
Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos;
Porque es grato que las guardes muy dentro de ti, y las tengas listas en tus labios para repetirlas.
Hijo mío no olvides nunca mis enseñanzas. Guarda mis mandamientos en tu corazón,
Hijo mío, sé prudente y no pierdas de vista la discreción,
No te apartes nunca del amor y la verdad; llévalos atados a tu cuello como si fueran un collar y escríbelos en lo profundo de tu corazón.
Grábalos en tu corazón, cuélgalos alrededor de tu cuello.
Átalos a tus dedos, grábalos en lo profundo de tu corazón.
Pero ¡cuidado! No olviden jamás lo que Dios hace por ustedes. Cuenten a sus hijos y a sus nietos los gloriosos milagros que él ha hecho.