―¿Qué pretendían hacer? —les preguntó José—. ¿No sabían que un hombre como yo puede adivinar?
Proverbios 16:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 La sentencia está en labios del rey, en el veredicto que emite no hay error. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Oráculo hay en los labios del rey; En juicio no prevaricará su boca. Biblia Nueva Traducción Viviente El rey habla con sabiduría divina; nunca debe juzgar injustamente. Biblia Católica (Latinoamericana) El rey habló: ¡es un oráculo! No se equivoca cuando tiene que juzgar. La Biblia Textual 3a Edicion Hay un oráculo en los labios del rey, Su boca no yerra en la sentencia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un oráculo son los labios del rey; cuando juzga, su boca no yerra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Oráculo hay en los labios del rey; su boca no yerra en juicio. |
―¿Qué pretendían hacer? —les preguntó José—. ¿No sabían que un hombre como yo puede adivinar?
Pregúntales: “¿Qué pretendían al robar la copa de mi señor, la que usa para adivinar? ¡Qué gran maldad han hecho!”.
Pronto se difundió este suceso y la sabia decisión del rey por toda la nación, y todo el pueblo estaba asombrado, porque comprendieron la gran sabiduría que Dios le había dado al rey para hacer justicia.
Pero cuando vio que tenía tanta fama y tanto poder, se convirtió en un hombre orgulloso. ¡Fue ese orgullo el que lo llevó a la desgracia! Tanta fue su arrogancia que un día, desobedeciendo Señor, Dios de sus antepasados, entró al templo para quemar incienso sobre el altar.
Rey poderoso, que amas la justicia: tú has establecido igualdad y has actuado con justicia por todo Israel.
Un rey justo da estabilidad a su nación, pero el que exige tributos, la destruye.
Ellos hacen promesas que no tienen siquiera la intención de cumplir, hacen pactos inútiles con las naciones fuertes. Por lo tanto, el castigo brotará entre ellos como lo hace la mala hierba en los surcos del campo.
¡Cuánto van a sufrir aquellos que convierten la «justicia» en algo amargo como el vinagre y les tiene sin cuidado el derecho de los pobres!
¿Pueden acaso los caballos galopar sobre las rocas? ¿Pueden acaso los bueyes arar en el mar? Resulta necio preguntarlo, pero no más necio que aquello que ustedes hacen cuando desprecian la justicia y echan a perder todo lo que es bueno y correcto.