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Proverbios 13:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

El que cuida sus palabras, cuida su vida; el que descuida sus palabras provoca su propia ruina.

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Biblia Reina Valera 1960

El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los que controlan su lengua tendrán una larga vida; el abrir la boca puede arruinarlo todo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El que vigila sus palabras tendrá larga vida, el que habla sin parar, se perjudicará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El que guarda su boca guarda su alma, Pero el que suelta sus labios tendrá calamidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Quien vigila su boca guarda su vida, quien mucho habla se perderá.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que guarda su boca guarda su alma; pero el que mucho abre sus labios tendrá destrucción.

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Proverbios 13:3
18 Tagairtí Cros  

Ayúdame, Señor, a mantener cerrada mi boca y sellados mis labios.


¡Pues cuidado con la lengua! No mientan.


Yo dije para mí: voy a vigilar mi conducta y no pecaré con la lengua. Me pondré una mordaza en la boca especialmente cuando los impíos me rodeen.


El sabio atesora conocimiento, pero la palabrería del necio es un peligro.


En las palabras del que habla mucho, seguramente encontrarás pecado; el sabio sabe cuando callar.


El sabio obedece los mandamientos, pero el necio rezongón acaba en la ruina.


Los malvados quedan atrapados en sus propias palabras mentirosas, pero el justo se libra de ese aprieto.


El perezoso desea mucho pero obtiene poco; el que trabaja obtendrá todo lo que desea.


De los labios del necio brota el orgullo, pero los labios del sabio son su propia protección.


La lengua tiene poder para vida o para muerte; los que la aman sufrirán las consecuencias.


La boca del necio es su ruina; sus labios son una trampa mortal.


El chismoso cuenta los secretos; no te juntes con el que habla de más.


El que mantiene la boca cerrada se libra de problemas.


Si alguien se cree religioso pero no controla su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.


―Si me atan con cuerdas nuevas que jamás hayan sido usadas —le respondió—, seré tan débil como cualquier otro hombre.


y finalmente le dijo el secreto. «Jamás me he cortado el pelo —confesó—, porque soy nazareo para Dios desde mi nacimiento. Si me cortaran el cabello, la fuerza me abandonaría y yo sería tan débil como un hombre común».