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Números 29:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

»Diez días después convocarán nuevamente al pueblo. Ese será un día de humillación delante del Señor, y no se realizará trabajo alguno.

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Biblia Reina Valera 1960

En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Diez días después, el décimo día del mismo mes, convoquen otra asamblea santa. Ese día, el Día del Perdón, el pueblo no debe comer ni hacer ningún trabajo habitual.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El día décimo del mismo mes séptimo, ustedes tendrán una reunión sagrada: ayunarán y no harán ningún trabajo de trabajador.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El día décimo de este mes séptimo tendréis una santa convocación y humillaréis vuestras almas.° Ningún trabajo haréis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El día diez de ese séptimo mes tendréis asamblea santa, ayunaréis y no haréis ningún trabajo servil.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y en el día diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis;

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Números 29:7
17 Tagairtí Cros  

Luego, allí junto al río Ahava, proclamé un ayuno, para humillarnos delante de nuestro Dios. Le pedimos que nos diera un buen viaje y nos protegiera, junto con nuestros hijos y los bienes con los que viajábamos.


En cambio, cuando ellos estuvieron enfermos, lloré ante el Señor, me vestí de luto, rogándole que los sanara; estuve ayunando; oré por ellos con todo el corazón pero Dios no escuchó.


El Señor Dios Todopoderoso los llamó a arrepentirse, a llorar, lamentar y rasurarse la cabeza dolidos por sus pecados, y a vestirse de saco penitencial para mostrar arrepentimiento.


Entonces llenaré las vidas de los habitantes de Jerusalén de espíritu de gracia y oración, y ellos pondrán su atención en mí, a quien traspasaron, y se lamentarán de su antiguo error como se llora la muerte de un primogénito, habrá luto como si se les hubiera muerto el hijo mayor.


preguntarles a los sacerdotes y a los profetas si debían o no continuar con la práctica del ayuno del mes quinto del año, tal como lo venían haciendo desde hacía varios años.


¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados!


¡No! Y si ustedes no se arrepienten, todos ustedes también morirán.


¡No! ¡Y si ustedes no se arrepienten, todos ustedes también morirán!».


Se había perdido mucho tiempo y era peligroso seguir viajando, porque ya había pasado la fiesta del ayuno. Entonces Pablo les advirtió:


Sabemos que nuestra vieja naturaleza pecaminosa fue clavada en la cruz junto con Cristo; de esta manera, ya no está bajo el dominio del pecado, ni tiene que someterse a la esclavitud del pecado,


Más bien, como atleta, someto mi cuerpo y lo trato con rigor, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo no esté en buenas condiciones y me eliminen.