Entonces Abraham oró por Abimélec. Y Dios sanó a Abimélec, a su esposa y a sus siervas, y les permitió tener hijos,
Números 12:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Moisés clamó al Señor diciendo: ―Sánala, oh Dios, te lo ruego. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Moisés clamó al Señor: —¡Oh Dios, te suplico que la sanes! Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Moisés suplicó a Yavé: '¡Por favor, detente! ¡Sánala!' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Moisés clamó a YHVH, diciendo: ¡Te ruego, oh Dios, sánala ahora!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Moisés clamó a Yahveh diciéndole: '¡Oh Dios!, por favor, cúrala'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora. |
Entonces Abraham oró por Abimélec. Y Dios sanó a Abimélec, a su esposa y a sus siervas, y les permitió tener hijos,
―¡Por favor, por favor! —gritaba el rey al profeta—, ruega al Señor tu Dios que restablezca mi brazo nuevamente. Entonces el profeta oró al Señor, y el brazo del rey volvió a la normalidad.
Oré diciendo: «Señor, ten piedad y sáname, pues he pecado contra ti».
Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si ustedes prestan atención a mi voz, y me obedecen y hacen lo que es bueno, no los dejaré sufrir las enfermedades que envié sobre los egipcios, porque yo soy el Señor que les da la salud».
―Hazlo otra vez —le dijo Dios. Cuando Moisés metió la mano y la volvió a sacar, estaba normal, completamente sana.
La luna será tan brillante como el sol, y la luz de este más esplendorosa que la de siete días claros. Así será el tiempo cuando el Señor comience a sanar a su pueblo y a curarle las heridas que le causó.
¡Señor, sólo tú puedes sanarme, sólo tú puedes salvarme de todos los peligros, por eso toda la gratitud de mi corazón es sólo para ti!
Entonces ellos clamaron a Moisés, y cuando este oró por ellos, el fuego se apagó.
Elevaron sus voces como un gran coro de quejas en contra de Moisés y Aarón. «Preferiríamos haber muerto en Egipto —se quejaban— o aun aquí en el desierto,
Pero a la mañana siguiente, todo el pueblo comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón diciendo: ―Tú has dado muerte al pueblo de el Señor.
Jesús dijo: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mientras, echaban suertes para ver quién se quedaba con la ropa de Jesús.
Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y al terminar de pronunciar aquellas palabras, murió.
No te dejes, pues, vencer por el mal, sino vence el mal haciendo el bien.
La oración que hagan con fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, él lo perdonará.
En cuanto a mí, lejos esté de mí el pecar contra el Señor dejando de orar por ustedes. Yo les seguiré enseñando lo que es bueno y correcto.
«Lamento haber hecho rey a Saúl porque nuevamente me ha desobedecido». Samuel se apesadumbró cuando oyó lo que el Señor le dijo, tanto, que lloró delante de Dios toda aquella noche.