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Números 14:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Elevaron sus voces como un gran coro de quejas en contra de Moisés y Aarón. «Preferiríamos haber muerto en Egipto —se quejaban— o aun aquí en el desierto,

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Sus voces se elevaron en una gran protesta contra Moisés y Aarón: «¡Si tan solo hubiéramos muerto en Egipto o incluso aquí en el desierto! —se quejaban—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Los israelitas se enojaron con Moisés y Aarón y toda la comunidad les dijo: '¿Por qué no morimos mejor en Egipto? ¿Por qué no morimos mejor en el desierto?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y todos los hijos de Israel murmuraron contra Moisés y Aarón, y toda la asamblea les dijo: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto!, ¡Ojalá muriéramos en este desierto!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Todos los israelitas murmuraron contra Moisés y Aarón, y la comunidad entera les dijo: '¡Ah, si hubiéramos muerto en tierra de Egipto, o si muriéramos al menos en este desierto!

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Números 14:2
31 Tagairtí Cros  

Luego se internó en el desierto. Después de caminar todo un día, se sentó bajo un arbusto, y sintió deseos de morir. «¡Basta! —le dijo al Señor—. ¡Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados!».


»¿Por qué no morí al nacer?


Menospreciaron esa bella tierra; pues no creyeron en la promesa de Dios.


Por el contrario, refunfuñaron en sus tiendas de campaña, y no obedecieron al Señor.


Se acordaba del pacto que había hecho con ellos, y por su gran amor les tuvo compasión.


Luego se volvieron contra Moisés, diciéndole: «¿Nos has traído para que muramos en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas en Egipto para enterrarnos? ¿Por qué nos hiciste salir de Egipto?


El pueblo se quejó contra Moisés, y le reclamó: «¿Y qué vamos a beber?».


Pero, atormentados por la sed, le respondieron: ―¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Por qué nos trajiste a morir de sed aquí, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?


Señor, es mejor que me mates; prefiero la muerte antes que la vida, porque nada de lo que les anuncié ocurrirá.


Cuando el sol salió, Dios ordenó que soplara un viento muy caliente. Debido al intenso calor, Jonás estuvo a punto de desmayarse, y deseó la muerte. Así que exclamó: «¡Mejor sería estar muerto que sufrir este padecimiento!».


El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del campamento.


Si me vas a tratar así, mándame la muerte; me harías un favor. ¡Déjame salir de esta situación insoportable!».


Entonces el pueblo comenzó a llorar en alta voz y se pasaron la noche llorando.


ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los milagros que hice en Egipto y en el desierto (y diez veces se negaron a confiar en mí y a obedecerme)


―¿Es poco —dijeron burlonamente— que nos haya sacado de Egipto, tierra que fluye leche y miel, para hacernos morir en este desierto terrible? ¡Y ahora quieres convertirte en nuestro rey!


Pero a la mañana siguiente, todo el pueblo comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón diciendo: ―Tú has dado muerte al pueblo de el Señor.


Entonces Moisés dio estas instrucciones al pueblo, y cada uno de los jefes de las doce tribus (incluyendo a Aarón) le trajo una vara.


Al ver que no había suficiente agua en aquel lugar, el pueblo nuevamente se rebeló contra Moisés y Aarón,


y se formó un gran tumulto: «Ojalá hubiésemos muerto junto con los hermanos nuestros que Dios mató —lloraban ante Moisés—.


Deliberadamente nos trajiste a este desierto para que muramos nosotros, nuestras vacas y ovejas.


Comenzaron a murmurar contra el Señor y a quejarse contra Moisés. ―¿Por qué nos trajiste desde Egipto para morir en este desierto? Aquí no hay nada para comer, nada para beber y ya estamos hastiados de este insípido maná.


Y no murmuremos contra Dios, como hicieron algunos israelitas y el Señor envió a su ángel a destruirlos.


Todos a una sola voz murmuraron y se quejaron en sus tiendas y dijeron: “El Señor debe aborrecernos pues nos ha sacado de Egipto para ser asesinados en el desierto por estos amorreos.


En Cades Barnea, cuando el Señor les dijo que entraran a poseer la tierra que les había dado, se rebelaron y no quisieron creer que Dios los ayudaría; no quisieron obedecerle.


¿Quiénes fueron los que a pesar de haber escuchado la voz de Dios se rebelaron contra él? Los que escaparon de Egipto comandados por Moisés.


Estas personas son murmuradoras, nunca están satisfechas con nada; siguen siempre sus deseos egoístas y son tan arrogantes que cuando hablan bien de alguien es para sacarle algún beneficio.


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