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Mateo 7:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

»No le den lo que es santo a los perros, ni echen perlas delante de los puercos; porque son capaces de pisotearlas y luego dar media vuelta y atacarlos a ustedes.

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Biblia Reina Valera 1960

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»No desperdicien lo que es santo en gente que no es santa. ¡No arrojen sus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y los atacarán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los cerdos,° no sea que las pisoteen con sus patas y se vuelvan y os despedacen.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y luego se revuelvan y os despedacen a mordiscos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

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Mateo 7:6
18 Tagairtí Cros  

La mujer hermosa pero indiscreta es como un anillo de oro en el hocico de un cerdo.


No malgastes tus palabras con el necio, él despreciará el consejo más sabio.


Como el perro vuelve a su vómito, así el necio vuelve a su necedad.


No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio.


―No creo que sea correcto quitarle el pan a los hijos y echárselo a los perros —le replicó Jesús.


y muchos de ustedes volverán a caer en pecado y traicionarán y aborrecerán a los demás.


¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en tu ojo, para que puedas ver bien cuando estés sacando la paja del ojo de tu hermano.


He recorrido muchos caminos. Muchas veces he estado en peligro de sucumbir en ríos, a mano de ladrones o de judíos iracundos, y también de los gentiles. He pasado por peligros en la ciudad, en el campo, en el mar y entre falsos hermanos.


Cuídense de esos perros, cuídense de esos malos obreros, cuídense de esos que mutilan el cuerpo.


¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia?


y caen de nuevo, es imposible que se les haga volver a Dios. Sería como crucificar de nuevo al Hijo de Dios y exponerlo a la burla pública.


Hay un viejo proverbio que dice: «El perro vuelve a su vómito», y otro que dice: «la puerca lavada vuelve a revolcarse en el lodo». Así les pasa a esas personas.


Pero afuera de la ciudad se quedarán los perros, los hechiceros, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.