El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
Mateo 22:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Envió muchísimas invitaciones, y cuando el banquete estuvo listo, mandó un mensajero a notificar a los convidados que ya podían ir. ¡Pero nadie fue! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir! Biblia Católica (Latinoamericana) por lo que mandó a sus servidores a llamar a los invitados a la fiesta. Pero éstos no quisieron venir. La Biblia Textual 3a Edicion Y envió a sus siervos para llamar a los que habían sido invitados a la fiesta de bodas, y no querían venir.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y envió a sus siervos para que llamasen a los invitados a las bodas; mas no quisieron venir. |
El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
Porque el Señor Dios, el Santo de Israel dice: «Sólo volviéndose a mí y confiando en mí serán salvados. En la quietud y confianza en mí está su fuerza, pero nada de eso tendrán.
Durante mucho tiempo el Señor les ha enviado sus profetas, pero ustedes se han negado a oír.
Les he enviado profeta tras profeta a decirles que se vuelvan de sus malas conductas y dejen de rendir homenaje a otros dioses, y que si obedecían yo los dejaría vivir aquí en paz en la tierra que di a ustedes y a sus antepasados. Pero no quisieron oír ni obedecer.
Pero después, cuanto más lo llamaba a estar cerca de mí tanto más se rebelaba y era desobediente. Ofrecía homenajes a Baal y ofrecía perfumes delicados a los ídolos.
Pues mi pueblo está decidido a abandonarme. Por eso los he sentenciado a la esclavitud, y nadie los podrá librar.
»¡Debe guardarse un silencio respetuoso en la presencia de Dios el Señor! Ha llegado el día terrible de su juicio. Ha preparado una gran matanza contra su pueblo, y ha escogido a sus convidados.
Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió a empleados suyos a recoger lo que le correspondía.
»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados de Dios! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste!
Este era su mensaje: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado».
―¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? —les preguntó Jesús—. ¡Claro que no! Pero llegará el momento en que les quitarán al novio y entonces sí ayunarán.
»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas!, pero no quisiste.
El hermano mayor se enojó tanto que se negó a entrar. El padre tuvo que salir a suplicarle que entrara.
Y a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su rey, tráiganlos aquí y mátenlos delante de mí”».
Pero cuando los judíos vieron el gentío, llenos de celos se pusieron a blasfemar y a rebatir las palabras de Pablo.
En cambio, Dios dijo esto acerca de Israel: «Todo el día le ofrecí ayuda a un pueblo desobediente y muy terco».
Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que les llamaba la atención en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo.
Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto. Por medio de su muerte, los llamados recibirán la herencia eterna que se les ha prometido, y serán liberados de los pecados que han cometido.
El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven». Y el que oye también diga: «Ven». Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.
Si se dan prisa lo encontrarán antes que salga. Pero apúrense, porque el pueblo no comerá antes que él llegue. Él es el que ha de bendecir el sacrificio antes del banquete.