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Lucas 22:42 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».

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Biblia Reina Valera 1960

diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

con estas palabras: 'Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

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La Biblia Textual 3a Edicion

diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

así: '¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya'. [

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

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Lucas 22:42
21 Tagairtí Cros  

Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí».


¡Despierta, despierta, Jerusalén! Ya sufriste demasiado la furia del Señor. ¡Has sufrido tanto que ya ni puedes levantarte!


el Señor su Dios, el mismo que defiende a su pueblo: ¡Ya no volveré a tratarlos con ira, ni a castigarlos con severidad! ¡Todo eso se ha terminado!


Porque el Señor, el Dios de Israel, me dijo: Toma de mi mano esta copa en que rebosa mi gran cólera y haz que de ella beban todas las naciones a quienes te envío.


En esa ocasión, Jesús dijo: «Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios e inteligentes, y se las diste a conocer a los niños.


Sí, Padre, porque así lo quisiste.


Pero Jesús le dijo: ―¡No sabes lo que estás pidiendo! Y volviéndose a Jacobo y a Juan, les dijo: ―¿Se creen ustedes capaces de beber del terrible vaso del que yo tengo que beber? ¿Y de resistir el bautismo con que voy a ser bautizado? ―Sí —respondieron—. Podemos.


Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».


Y se apartó de nuevo a orar: «Padre mío, si no puedes apartar de mí esta copa, hágase tu voluntad».


Entonces regresó a orar por tercera vez la misma oración.


Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo.


Al orar, decía: «Abba, Padre, para ti todo es posible. No me hagas beber este trago amargo; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres».


Jesús dijo: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mientras, echaban suertes para ver quién se quedaba con la ropa de Jesús.


Jesús le ordenó a Pedro: ―¡Guarda esa espada en su funda! Si mi Padre me da a beber un trago amargo, ¿acaso no lo voy a beber?


Jesús les explicó: ―Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar el trabajo que me dio.


Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo por lo que oigo, y mi juicio es correcto, porque está de acuerdo con la voluntad del que me envió y no de acuerdo con mi propia voluntad.


Yo he venido del cielo a cumplir la voluntad del que me envió y no la mía.


Al darnos cuenta de que no podríamos disuadirlo, nos dimos por vencidos y dijimos: ―Hágase la voluntad del Señor.