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Mateo 20:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 Pero Jesús le dijo: ―¡No sabes lo que estás pidiendo! Y volviéndose a Jacobo y a Juan, les dijo: ―¿Se creen ustedes capaces de beber del terrible vaso del que yo tengo que beber? ¿Y de resistir el bautismo con que voy a ser bautizado? ―Sí —respondieron—. Podemos.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Jesús les respondió: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? —Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Jesús dijo a los hermanos: 'No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?' Ellos respondieron: 'Podemos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Respondiendo entonces Jesús, dijo: No sabéis° qué estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que Yo estoy por beber?° Le responden: Podemos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Pero Jesús contestó: 'No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber?'. Ellos le responden: 'Sí que lo somos'.

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Mateo 20:22
17 Tagairtí Cros  

Cuando la tierra tiemble y todos sus habitantes vivan agitados, sus columnas estarán firmes porque yo soy quien las sostiene».


Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.


¡Despierta, despierta, Jerusalén! Ya sufriste demasiado la furia del Señor. ¡Has sufrido tanto que ya ni puedes levantarte!


el Señor su Dios, el mismo que defiende a su pueblo: ¡Ya no volveré a tratarlos con ira, ni a castigarlos con severidad! ¡Todo eso se ha terminado!


Esto dice el Señor a Edom: Si han de sufrir los inocentes, ¡cuánto más tú! ¡No te librarás! ¡Tienes que sufrir todas las consecuencias del juicio que te he preparado!


―¡Aunque me cueste la vida, no te negaré! —insistió Pedro. Y los demás discípulos dijeron lo mismo.


Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».


Y se apartó de nuevo a orar: «Padre mío, si no puedes apartar de mí esta copa, hágase tu voluntad».


Pero esto sucede para que se cumplan las predicciones de los profetas en las Escrituras. Los discípulos huyeron y lo dejaron solo.


Al orar, decía: «Abba, Padre, para ti todo es posible. No me hagas beber este trago amargo; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres».


Pero todavía tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánto sufro hasta que se cumpla!


«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».


Jesús le ordenó a Pedro: ―¡Guarda esa espada en su funda! Si mi Padre me da a beber un trago amargo, ¿acaso no lo voy a beber?


De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades. Es cierto que no sabemos qué debemos pedir, pero el Espíritu ora por nosotros con gemidos tales que no se pueden expresar con palabras.


Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propios placeres.


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