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Lucas 22:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

41 Entonces se alejó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y se puso a orar:

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Biblia Reina Valera 1960

41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba

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Lucas 22:41
9 Tagairtí Cros  

Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».


Se alejó un poco y, postrado en tierra, oró pidiéndole a Dios que si era posible no tuviera él que pasar por aquella hora.


El fariseo, de pie, oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres que son ladrones, malhechores, adúlteros; ni mucho menos soy como este cobrador de impuestos.


El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó a cierta distancia y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo. Se golpeaba el pecho y decía: “¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador!”.


Al terminar el discurso, se arrodilló y oró con ellos.


Al cabo de la semana, cuando regresamos al barco, la congregación en pleno, incluyendo esposas e hijos, nos acompañaron hasta la orilla del mar, donde oramos


Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y al terminar de pronunciar aquellas palabras, murió.


Pedro les ordenó que salieran del cuarto y se arrodilló a orar. Luego se volvió hacia el cadáver: ―Levántate, Tabita —le ordenó. Inmediatamente ella abrió los ojos; y al ver a Pedro, se incorporó.


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


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