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Lucas 2:46 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Después de tres días, lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Biblia Reina Valera 1960

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Tres días después, por fin lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y aconteció que después de tres días, lo hallaron en el templo, sentado° en medio de los maestros, no sólo oyéndolos, sino también haciéndoles preguntas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y resultó que a los tres días lo encontraron en el templo, sentado ante los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.

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Lucas 2:46
13 Tagairtí Cros  

Jeroboán y el pueblo regresaron a los tres días, que fue la fecha que el rey les dio.


Roboán les contestó: ―Denme tres días para pensarlo. Al cabo de ese tiempo regresen, y les daré mi respuesta. Y el pueblo se fue.


El Señor Dios me ha dado sus palabras de sabiduría para que yo sepa qué debo decirles a todos estos fatigados. Cada mañana me despierta y abre mi entendimiento a su voluntad.


Porque de la misma manera que Jonás estuvo en las entrañas de un gran pez tres días y tres noches, yo, el Hijo del hombre, pasaré tres días y tres noches en las entrañas de la tierra.


Desde entonces empezó a explicarles claramente que era imprescindible que fuera a Jerusalén, que allí sufriría mucho en manos de los dirigentes judíos; y que, aunque al fin lo matarían, a los tres días resucitaría.


Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.


Un día que enseñaba, estaban sentados por allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y hasta de Jerusalén. Jesús mostraba el poder del Señor sanando a los enfermos.


Jesús le respondió una vez más: ―Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes estas cosas?


Pero uno de ellos, un fariseo llamado Gamaliel, experto en cuestiones de la ley y muy respetado entre el pueblo, pidió la palabra y solicitó que sacaran a los apóstoles del salón.


Pretenden ser maestros de la ley, pero no tienen ni la más ligera idea de lo que hablan, ni entienden lo que afirman con tanta seguridad.