Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto.
Jueces 8:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero los jefes de Sucot le respondieron: ―Aún no les han dado alcance. Si les damos de comer y fracasan, ellos vendrán y nos destruirán. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército? Biblia Nueva Traducción Viviente Pero los líderes de Sucot le respondieron: —Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu ejército. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero los ancianos de Sucot le respondieron: '¿Ya les has atado las manos a Zebaj y a Salmuna? ¿Cómo quieres que demos pan a tus hombres?' La Biblia Textual 3a Edicion Pero los gobernantes de Sucot le respondieron: ¿Está ya en tu poder la mano° de Zeba y Zalmuna, para que demos pan a tu tropa? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero los príncipes de Suot respondieron. '¿Acaso tienes ya en tu poder a Zébaj y a Salmuná, para que tengamos que dar pan a tu ejército?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los principales de Sucot respondieron: ¿Está ya la mano de Zeba y Zalmuna en tu mano, para que tengamos que dar pan a tu ejército? |
Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto.
Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto.
El rey Acab le respondió: «¡No te jactes de la victoria sin siquiera haber peleado todavía!».
Pero el rey Joás le respondió: «El cardo del Líbano le dijo al poderoso cedro: “Entrégame a tu hija para que sea esposa de mi hijo”. Pero luego pasó un animal salvaje y pisó al cardo, y lo destrozó.
pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.
»Pero el ángel del Señor lanzó una maldición sobre Meroz. “Que el Señor los castigue con dureza”, dijo, “porque no vinieron a ayudar al Señor contra sus enemigos”.
Enseguida regresó a Sucot. «Ustedes me injuriaron diciendo que jamás podría dar caza a Zeba y a Zalmuna, y nos negaron alimentos cuando estábamos cansados y hambrientos. Aquí tienen a Zeba y a Zalmuna».
Pidió alimento a los hombres de Sucot. ―Estamos cansados y tenemos que seguir persiguiendo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.