Después dejaron ciegos a los hombres que estaban allí —desde el más joven hasta el más viejo—, de modo que no pudieron encontrar la puerta.
Juan 8:59 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese momento, tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús desapareció de la vista de ellos y salió del templo. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo. La Biblia Textual 3a Edicion Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces tomaron piedras para lapidarle; pero Jesús se escondió y salió del templo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por en medio de ellos, y así pasó. |
Después dejaron ciegos a los hombres que estaban allí —desde el más joven hasta el más viejo—, de modo que no pudieron encontrar la puerta.
Cuando los fariseos salieron de la sinagoga, se reunieron para planear cómo matarían a Jesús.
Entonces se les abrieron los ojos y pudieron reconocerlo; pero él desapareció.
Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos. Se fue a un pueblo llamado Efraín que estaba cerca del desierto, y allí se quedó con sus discípulos.
Ellos le respondieron: ―Maestro, hace poco los judíos trataron de apedrearte, ¿y quieres volver allá?
Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz. Después de decir esto, Jesús se fue y se escondió de ellos.
Pilato les dijo: ―Pues llévenselo ustedes y júzguenlo de acuerdo con su propia ley. Los judíos le respondieron: ―Nosotros no tenemos ninguna autoridad para dar muerte a nadie.
El hombre no sabía quién lo había sanado, pues Jesús ya había desaparecido entre la multitud que había en el lugar.
Entonces ellos, tapándose los oídos y gritando con fuerza, se le echaron encima y lo sacaron de la ciudad.
David estaba seriamente preocupado, porque sus soldados, en su profundo dolor por sus hijos, comenzaron a hablar de matarlo. Pero David halló fortaleza en el Señor su Dios.