Entonces el varón le dijo: ―Déjame ir, porque ya amanece. Pero Jacob le contestó: ―No te soltaré si no me bendices.
Juan 4:40 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le suplicaron que se quedara con ellos. Jesús se quedó allí dos días, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días, Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando llegaron los samaritanos donde él, le pidieron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. La Biblia Textual 3a Edicion De manera que cuando los samaritanos llegaron a Él, le rogaban que permaneciera con ellos; y se quedó allí dos días. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por eso, cuando los samaritanos llegaron ante él, le rogaban que se quedara con ellos. De hecho, se quedó allí dos días. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces, cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. |
Entonces el varón le dijo: ―Déjame ir, porque ya amanece. Pero Jacob le contestó: ―No te soltaré si no me bendices.
Un poco más tarde lo hallé, lo retuve y no lo dejé ir hasta llevarlo al hogar de mi madre, a la alcoba donde ella me concibió.
Oh Esperanza de Israel, Salvador nuestro en tiempos de aflicción, ¿por qué nos tratas como si fueras un extraño, como forastero de paso que sólo se detiene una noche, indiferente a lo que pasa?
Ella tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor a escucharlo.
pero ellos le dijeron con insistencia: ―Quédate con nosotros. Es muy tarde, ya es casi de noche. Así lo hizo, y entró para quedarse con ellos.
el hombre del que habían salido los demonios le suplicó que lo dejara acompañarlo; pero Jesús le dijo:
Muchos de los samaritanos que vivían en ese pueblo creyeron en Jesús por las palabras que les dijo la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho».
Entonces la bautizamos junto con los demás miembros de su familia. ―Si ustedes creen que soy fiel al Señor —nos dijo ella—, vengan a hospedarse a mi casa. Su insistencia fue tal que aceptamos.
Yo estoy siempre a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo.