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Juan 17:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

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Biblia Reina Valera 1960

Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y me entrego por ellos como un sacrificio santo, para que tu verdad pueda hacerlos santos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y por ellos Yo me santifico, para que también ellos sean santificados en verdad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y por ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados en la verdad.'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

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Juan 17:19
24 Tagairtí Cros  

Continuó hablando el profeta: Porque amo el monte Sion, porque mi corazón suspira por Jerusalén, no cesaré de orar por ella o de interceder por ella ante Dios hasta que resplandezca en su justicia y sea maravillosa en su salvación.


Yo había determinado tu futuro desde que te estabas formando en el vientre de tu madre; antes que nacieras te escogí y te consagré como vocero mío ante el mundo.


Trajo además, como ofrendas para ser quemadas por completo, un becerro, un carnero y un corderillo de un año.


¿por qué me acusan de haber blasfemado si el Padre me apartó y me envió al mundo? ¿Me acusan porque dije que soy el Hijo de Dios?


Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos.


»Ustedes ya están limpios a causa de la palabra que les he dado.


Santifícalos en tu palabra que es la verdad.


»No ruego sólo por estos, sino también por los que van a creer en mí por medio del mensaje de ellos.


a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser un pueblo santo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.


Lo que padecemos es por el bien de ustedes. Y mientras más sean los que reciban el amor de Dios, más gracias habrá que dar a Dios por su gran bondad, y mayor gloria recibirá el Señor.


Me alegró mucho que no me hicieran quedar mal. Al contrario, así como todo lo que les dijimos a ustedes fue verdad, también lo que le dije a Tito de ustedes resultó cierto.


Ustedes ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo; aunque era rico, se hizo pobre por amor a ustedes, para que mediante su pobreza se enriquecieran ustedes.


Esas buenas nuevas que escucharon ustedes están dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también sucedió entre ustedes mismos desde el día en que escucharon y entendieron la gracia de Dios.


Dios no nos ha llamado a vivir de manera impura, sino santa.


Por eso, estoy dispuesto a sufrir si con ello alcanzan la salvación y la gloria eterna aquellos a los que Dios ha escogido. Esa es la salvación que tenemos en Cristo Jesús.


Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.


¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia?


Tanto Jesús, que nos santifica, como nosotros, que somos los santificados, tenemos un mismo origen. Por ello, Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos,


La sangre de chivos y toros, y las cenizas de una becerra rociadas sobre personas que están impuras, las hacen puras de modo que quedan limpias por fuera.


Por eso, ni siquiera el primer pacto se estableció sin sangre.


Si así hubiera sido, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde que el mundo fue creado. Pero ahora, al final de los tiempos, se ha ofrecido una sola vez y para siempre para acabar con el pecado por medio de su propio sacrificio.


Hijitos míos, que nuestro amor no sea sólo de palabra ni de labios para afuera, sino que amemos de veras y demostrémoslo con hechos.


El que espera esto se purifica, como Cristo es puro.