Luego se internó en el desierto. Después de caminar todo un día, se sentó bajo un arbusto, y sintió deseos de morir. «¡Basta! —le dijo al Señor—. ¡Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados!».
Jonás 4:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Señor, es mejor que me mates; prefiero la muerte antes que la vida, porque nada de lo que les anuncié ocurrirá. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Quítame la vida ahora, Señor! Prefiero estar muerto y no vivo si lo que yo predije no sucederá. Biblia Católica (Latinoamericana) Oh Yavé, te ruego que tomes mi vida, pues ahora es mejor para mí morir que vivir. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora pues, oh YHVH, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, ¡oh Yahveh! quítame la vida; porque me es mejor la muerte que la vida'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. |
Luego se internó en el desierto. Después de caminar todo un día, se sentó bajo un arbusto, y sintió deseos de morir. «¡Basta! —le dijo al Señor—. ¡Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados!».
La buena fama es más valiosa que el perfume más caro. Mejor es el día de nuestra muerte que el día que nacimos.
Y los que de esta malvada nación queden aún con vida anhelarán la muerte antes que vivir en donde yo los dejaré abandonados, dice el Señor de los ejércitos.
―¿Crees que es correcto que te enojes tanto por esto? —le respondió el Señor.
Cuando el sol salió, Dios ordenó que soplara un viento muy caliente. Debido al intenso calor, Jonás estuvo a punto de desmayarse, y deseó la muerte. Así que exclamó: «¡Mejor sería estar muerto que sufrir este padecimiento!».
Si me vas a tratar así, mándame la muerte; me harías un favor. ¡Déjame salir de esta situación insoportable!».
y se formó un gran tumulto: «Ojalá hubiésemos muerto junto con los hermanos nuestros que Dios mató —lloraban ante Moisés—.
Sin embargo, jamás les he pedido ni un centavo y no les estoy escribiendo para que de ahora en adelante me den dinero. En realidad, prefiero morirme antes que perder la satisfacción de predicarles gratuitamente.