Entonces David pensó que debía tratar con bondad a Janún tal como su padre Najás había sido generoso con él. Por eso, envió unos mensajeros para que le dieran el pésame por la muerte de su padre.
Jeremías 37:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero ni el rey Sedequías ni sus oficiales ni el pueblo que se quedó en el país prestaron atención a lo que el Señor decía mediante Jeremías. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero no obedeció él ni sus siervos ni el pueblo de la tierra a las palabras de Jehová, las cuales dijo por el profeta Jeremías. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, ni Sedequías ni sus ayudantes ni la gente que quedó en la tierra de Judá hicieron caso a lo que el Señor decía a través de Jeremías. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero ni él ni sus ministros ni la gente del país hicieron caso de las palabras que Yavé les había dirigido por medio del profeta Jeremías. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ni él ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que YHVH habló por medio del profeta Jeremías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero ni él ni sus servidores ni la población del país escucharon las palabras que Yahveh había pronunciado por medio del profeta Jeremías. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra obedecieron a las palabras que Jehová habló por medio del profeta Jeremías. |
Entonces David pensó que debía tratar con bondad a Janún tal como su padre Najás había sido generoso con él. Por eso, envió unos mensajeros para que le dieran el pésame por la muerte de su padre.
y envió al profeta Natán a que les dijera: «En mi honor, ese niño debería llamarse Jedidías (Amado del Señor)».
Y hubo llanto por él a través de toda la tierra, tal como el Señor lo había anunciado por medio del profeta Ahías.
Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
Confiar que el necio lleve un mensaje es como cortarse los pies o sufrir violencia.
Si el gobernante presta atención a las mentiras todos sus oficiales se corrompen.
Ve y dile a Sedequías, rey de Judá, que el Señor dice así: Entregaré esta ciudad al rey de Babilonia y él la tomará e incendiará.
»¡Oh rey Sedequías, malvado príncipe de Israel, ha llegado el día del ajuste de cuentas!
Yo envié a mis profetas para advertirles por medio de muchas visiones, parábolas y sueños».
De esta manera cumplieron Aarón y sus hijos todo lo que el Señor le había ordenado a Moisés.
Por eso, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.