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Oseas 12:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Yo envié a mis profetas para advertirles por medio de muchas visiones, parábolas y sueños».

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Yo envié a mis profetas para advertirte con numerosas visiones y parábolas».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Yo, Yavé, que soy tu Dios desde Egipto, te haré vivir de nuevo en tiendas de campaña, como en aquellos días del Encuentro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Porque he hablado a los profetas, he multiplicado las visiones, Y mediante los profetas propondré parábolas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero yo soy Yahveh, tu Dios desde el país de Egipto; todavía te haré habitar en tiendas como en los días de encuentro.

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Oseas 12:10
29 Tagairtí Cros  

Cuando Jeroboán se acercaba al altar para quemar el incienso al becerro de oro, vino un profeta de Judá, de parte del Señor, y se le acercó.


Elías, el profeta de Tisbé de Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que el Señor, Dios de Israel, vive, el Dios al cual adoro y sirvo, te digo que no habrá rocío ni lluvia durante varios años en Israel, hasta que yo lo diga».


Él contestó: ―Siento un ardiente amor por ti, Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares, ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también!


Una y otra vez, el Señor había enviado profetas que advirtieran a Israel y a Judá que era necesario que dejaran sus malos comportamientos, que obedecieran los mandamientos que había dado a sus antepasados por medio de los profetas.


»Tú fuiste paciente con ellos por muchos años. Enviaste profetas que les advirtieran la gravedad de su pecado, pero no quisieron oír. Entonces una vez más permitiste que las otras naciones los vencieran y los conquistaran.


«Yo soy el Señor tu Dios que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.


El Señor dijo: Cómprate una tinaja de barro y llévala al valle de Ben Hinón junto a la puerta oriental de la ciudad.


Y ahora, Jeremías, mientras estos hombres observan, rompe la tinaja que trajiste contigo,


Durante mucho tiempo el Señor les ha enviado sus profetas, pero ustedes se han negado a oír.


Desde el día que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, he continuado enviándoles mis profetas día tras día.


«Hombre mortal, propón esta adivinanza al pueblo de Israel:


Entonces yo dije: «¡Oh Señor, ellos dicen de mí: “Él sólo habla en enigmas”!».


El Señor dice: «Sólo yo soy su Dios, el Señor, y lo he sido desde que los saqué de Egipto. No tienen otro Dios aparte de mí, pues no hay ningún otro Salvador.


Entonces el Señor me habló por segunda vez, y me dijo: «Ve y busca a tu esposa de nuevo, y tráela de vuelta contigo y ámala, aunque ella ame a otro hombre. ¡Porque así es como el Señor ama a los israelitas, aunque ellos han preferido rendir homenaje a otros dioses y participan de las comidas especiales que les ofrecen!».


Después de haber derramado mis lluvias de nuevo, ¡también derramaré mi Espíritu sobre todos ustedes! Sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños y sus jóvenes tendrán visiones de parte de Dios.


Durante esos siete días todos los israelitas vivirán en las enramadas.


Pero Amós contestó: ―Yo no soy realmente uno de los profetas oficiales. Yo no desciendo de una familia de profetas. Soy tan sólo un pastor de ovejas y recolector de higos silvestres.


El Señor les dijo: ―Hasta con un profeta me comunicaría con visiones y sueños;


»“En los postreros días —dijo Dios—, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad, y sus hijos e hijas profetizarán, sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños.


Ya sé que no gano nada con presumir de mí mismo, pero ahora les voy a hablar de las visiones y de las revelaciones del Señor.


Es tal la grandeza de las revelaciones que he recibido que, para que no me enorgullezca demasiado, el Señor clavó en mi carne un aguijón, un mensajero de Satanás que me atormenta.


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