Por tanto, de aquí en adelante, el asesinato será una amenaza constante en tu familia, porque me has insultado al tomar la esposa de Urías.
Jeremías 23:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Continuamente dicen a estos rebeldes que me desprecian: «No tengan ningún cuidado, todo va bien», y a quienes viven como ellos quieren les dicen: «El Señor ha dicho que tendrán paz». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra: “¡No se preocupen! ¡El Señor dice que ustedes tendrán paz!”. Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos, los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”. Biblia Católica (Latinoamericana) A aquellos que desprecian la palabra de Yavé les aseguran 'que tendrán paz', y a todos los que siguen los caprichos de su corazón, 'que ninguna desgracia les va a suceder'. La Biblia Textual 3a Edicion Dicen de continuo a quienes me desprecian: YHVH ha dicho: ¡Tendréis paz! Y a todo el que anda en la dureza de su corazón, Le dicen: ¡Ningún mal vendrá sobre vosotros! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se atreven a decir a quienes me desprecian: 'Yahveh ha dicho: os irá bien'. Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: 'No vendrá sobre vosotros la desgracia''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No vendrá mal sobre vosotros. |
Por tanto, de aquí en adelante, el asesinato será una amenaza constante en tu familia, porque me has insultado al tomar la esposa de Urías.
A mis profetas les dicen: «¡A callar! ¡Basta de mensajes suyos!». O dicen: «No nos digan la verdad, dígannos algo agradable, dígannos mentiras alegres. Olvídense ya de esas cosas tristes que anuncian, ya hemos oído más que suficiente de su Santo de Israel».
Este pueblo perverso se niega a escucharme, va en pos de sus malos deseos y adora ídolos; por lo tanto llegará a ser como ese cinturón: inservible.
Pero ellos replicaron: «No pierdas tu tiempo. No tenemos ninguna intención de hacer lo que Dios dice. Seguiremos viviendo como nos dé la gana, libres de todo lo que nos frene, así nos sentimos bien».
Entonces el pueblo dijo: «Vamos, librémonos de Jeremías. Nosotros tenemos sacerdotes, sabios y profetas, no necesitamos su consejo. Acallémoslo para que no hable más contra nosotros ni nos vuelva a molestar».
porque el Señor mismo estará entre ustedes, y toda la ciudad de Jerusalén será conocida como el Trono del Señor, y todas las naciones acudirán a él allá y no seguirán empecinadas en sus malos propósitos.
(Entonces protesté yo: «¡Pero Señor, el pueblo ha sido engañado por lo que tú dijiste, pues le prometiste que vivirían en paz! ¡Y sin embargo, ahora mismo el enemigo tiene la espada lista para matarlos!»).
No me han tomado en cuenta para nada, y dicen: «¡Él no nos inquietará! ¡Ningún mal nos sobrevendrá! ¡No habrá hambre ni guerra!
No se puede sanar una herida con sólo decir que no existe. Sin embargo, los sacerdotes y profetas dan seguridad de paz cuando todo es guerra.
Pero no quisieron escuchar; siguieron haciendo lo que les daba la gana, siguiendo sus pensamientos tercos y malvados. Retrocedieron en vez de avanzar.
Recetan medicina inútil para las dolorosas heridas de mi pueblo, pues le aseguran que todo va bien cuando es totalmente lo contrario.
Lejos de eso, han hecho cuanto les ha dado la gana y han adorado ídolos como ese mentado Baal, como les enseñaron sus antepasados.
Tus «profetas» han dicho muchas cosas necias y totalmente falsas, no te señalaron tu maldad para que hubieras podido evitar tu cautiverio; mintieron con falsos mensajes y te hicieron creer en ellos.
Pues estos hombres perversos engañan a mi pueblo, diciendo: “Dios enviará paz”, cuando ese no es mi plan. ¡Mi pueblo lleno de falsa confianza construye una pared endeble que no lo podrá proteger, y estos profetas le alaban por ello, y la blanquean con cal!
Por unos pocos puñados de cebada o un pedazo de pan, ¿han de apartar a mi pueblo de mí? ¡Han conducido a la muerte a aquellos que no debían morir! ¡Y han prometido vida a aquellos que no debían vivir, al mentir a mi pueblo, y cuánto lo aprecian ellos!”.
Sus mentiras han desalentado a los justos, cuando yo no lo quería. Y sus mentiras han alentado a los perversos prometiéndoles vida, aunque continúan viviendo cometiendo toda clase de maldades.
En cambio, sí morirán en batalla todos estos malvados que dicen: “Dios no nos tocará; ninguna desgracia tendremos que sufrir nosotros”.
Si un falso profeta viniera y les dijera: «Les anunciaré cosas muy lindas a cambio de alguna botella de vino», seguro que ustedes lo recibirían con los brazos abiertos.
Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!».
Esto es lo que el Señor dice contra los falsos profetas, los que descarrían a este pueblo: «Ustedes le anuncian la paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no les dan nada, les anuncian la guerra.
En aquel día buscaré cuidadosamente por toda Jerusalén a todos los tramposos, castigaré a los que reposan tranquilos después del robo; también a los que se atreven a pensar que el Señor no interviene ni para bien ni para mal.
¡Qué necedad es pedir algo a los ídolos! Las predicciones de los adivinos son un montón de mentiras necias; ¿qué consuelo hay en promesas que no llegan a cumplirse? Judá e Israel han sido engañados por ellos y por eso ahora vagan como ovejas perdidas; todos las atacan porque no tienen pastor que las defienda.
»El hijo respeta a su padre y el esclavo a su amo. Yo, el Señor Todopoderoso, sin embargo les pregunto a ustedes, sacerdotes, que no le dan ninguna importancia a mi gran fama: “Si soy su Padre, ¿por qué no me respetan? Si soy su Amo, ¿por qué no me tienen temor?”. »Pero ustedes aún se atreven a preguntar: “¿Cuándo hemos tenido en nada tu gran fama?”.
Durante un mes entero tendrán carne, hasta que la vomiten por las narices; porque han despreciado al Señor que está aquí entre ustedes y han suspirado por Egipto”».
»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió».
El día en que cualquiera de ustedes, hombre o mujer, familia o tribu de Israel, comience a apartarse del Señor nuestro Dios y desee adorar los dioses de esas naciones, ese día saldrá de entre ustedes una raíz que producirá fruto amargo y venenoso.
»Que ninguno de ustedes, al oír las advertencias de esta maldición, piense livianamente y se diga: “Prosperaré aun cuando me conduzca de acuerdo con mi propio capricho”. Porque será la ruina de todos.
Por eso, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.
»Por lo tanto, yo, el Señor Dios de Israel, declaro que aunque prometí que tu casa y la casa de tus antepasados llevarían el sacerdocio por siempre, no permitiré que se siga haciendo lo que tú haces. Honraré solamente a los que me honran, y despreciaré a los que me desprecian.