Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 5:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 No me han tomado en cuenta para nada, y dicen: «¡Él no nos inquietará! ¡Ningún mal nos sobrevendrá! ¡No habrá hambre ni guerra!

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

12 Negaron a Jehová, y dijeron: Él no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Mintieron acerca del Señor y dijeron: “¡Él no nos molestará! Ningún desastre vendrá sobre nosotros; no habrá guerra ni hambre.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Renegaron de Yavé, diciendo: '¡No existe! Nada malo nos sucederá, no veremos ni espada ni escasez.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

12 Renegaron de YHVH diciendo: ¡No hay tal!,° no vendrá sobre nosotros la calamidad; Ni tampoco veremos espada ni hambre;

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Renegaron de Yahveh y dijeron: 'Él no existe; no nos vendrá mal alguno, ni espada ni hambre veremos.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 5:12
25 Tagairtí Cros  

Pero el pueblo se burlaba de aquellos mensajeros de Dios, es decir, de los profetas, y no tenían respeto por la palabra del Señor. Por eso, llegó el día en que el Señor descargó su ira contra ellos, y ya no hubo más remedio.


Se jactan de que ni Dios ni el hombre pueden hacer nada contra ellos; siempre estarán libres de problemas.


Las personas necias afirman que no hay Dios. Están corrompidas, sus obras son detestables; ¡no hay un solo individuo que haga lo bueno!


Porque si tengo mucho, quizá te desconozca y diga: ¿Quién es el Señor? Y si tengo poco, quizá robe y deshonre así tu santo nombre.


¿Qué dios pagano puede darnos lluvia? ¿Quién sino tú, oh Señor Dios nuestro, puede hacer cosas así? Por tanto, de ti esperaremos auxilio».


Ellos pasan por alto que fui yo, el Señor, quien los sacó con seguridad de Egipto y los condujo por estériles desiertos, por arenales rocosos donde reina la sed y la muerte, que nadie habita y ni siquiera transita.


y traeré de regreso al rey Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los demás cautivos que se encuentran desterrados en Babilonia, dice el Señor. Tengan por cierto que los libraré de la opresión que sufren de parte del rey de Babilonia.


(Entonces protesté yo: «¡Pero Señor, el pueblo ha sido engañado por lo que tú dijiste, pues le prometiste que vivirían en paz! ¡Y sin embargo, ahora mismo el enemigo tiene la espada lista para matarlos!»).


Cuando Jeremías terminó de dar este recado de parte del Señor a todo el pueblo,


los profetas anunciando mentiras y los sacerdotes muy contentos apoyándolos. Y al pueblo parece que le gusta esta situación. ¡¿Dónde irá a parar toda esta locura?!


No se puede sanar una herida con sólo decir que no existe. Sin embargo, los sacerdotes y profetas dan seguridad de paz cuando todo es guerra.


En vez de ello han mentido cuando dijeron: “Mi mensaje es de Dios”. Dios no los envió y, sin embargo, esperan que él cumpla sus profecías inventadas.


Si un falso profeta viniera y les dijera: «Les anunciaré cosas muy lindas a cambio de alguna botella de vino», seguro que ustedes lo recibirían con los brazos abiertos.


Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!».


»Que ninguno de ustedes, al oír las advertencias de esta maldición, piense livianamente y se diga: “Prosperaré aun cuando me conduzca de acuerdo con mi propio capricho”. Porque será la ruina de todos.


Creer esto es aceptar este testimonio en lo más íntimo del corazón; no creerlo equivale a llamar mentiroso a Dios, pues es no creer lo que él ha dicho acerca de su Hijo.


Si cruzan la frontera de nuestra tierra y entran en Bet Semes, que es territorio de ellos, sabremos que fue el Señor quien envió este gran mal sobre nosotros; pero si no, si las vacas regresan a buscar a sus becerros, sabremos que la plaga fue simplemente una coincidencia y que no fue enviada por el Señor.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí