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1 Samuel 2:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

30 »Por lo tanto, yo, el Señor Dios de Israel, declaro que aunque prometí que tu casa y la casa de tus antepasados llevarían el sacerdocio por siempre, no permitiré que se siga haciendo lo que tú haces. Honraré solamente a los que me honran, y despreciaré a los que me desprecian.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 »Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Por eso, esto dice Yavé, el Dios de Israel: Yo había declarado que tu casa, la de tu padre, permanecería para siempre a mi servicio. ¡Pero ahora, dice Yavé, se acabó! Porque honro a los que me honran, pero los que me desprecian serán menospreciados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Por tanto, así dice YHVH Dios de Israel: En verdad dije que tu casa y la casa de tu padre andarían en mi presencia perpetuamente. Pero ahora, así dice YHVH: ¡Lejos sea esto de mí! Porque a los que me honran Yo los honraré, pero los que me menosprecien serán afrentados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre caminarían en mi presencia por siempre. Pero ahora -oráculo de Yahveh-, ¡lejos de mí tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.

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1 Samuel 2:30
39 Tagairtí Cros  

Por eso, el Señor le dijo: «Puesto que no has guardado mi pacto y no has obedecido mis leyes, les quitaré el reino a ti y a tu familia, y se lo daré a uno de tus servidores.


Así que Salomón obligó a Abiatar a renunciar a su puesto de sacerdote del Señor. De esa manera se cumplió lo establecido por el Señor en Siló acerca de los descendientes de Elí.


¿Qué más puedo decir? ¡Tú sabes que no soy más que un perro; no obstante, has decidido darme honor!


y le dio un mensaje para el rey Asá. Entonces Azarías fue a encontrar al rey Asá, y le dijo: «¡Escúchame, rey Asá! ¡Escuchen, Judá y Benjamín! ¡El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él! ¡Todas las veces que lo busquen, lo encontrarán! Pero si lo abandonan, él también los abandonará a ustedes.


El Señor me recompensó porque hice lo recto y fui puro,


Con los puros eres puro, pero hostil con el malvado.


Pero el que me ofrenda su gratitud, me honra. Los que andan por mis sendas recibirán salvación del Señor.


Un sueño no más es toda su vida presente, que se olvida al despertar. Cuando tú te levantes, Señor, los desecharás de esta vida.


Porque el Señor dice: «Por cuanto me ama, yo lo libraré; lo protegeré porque confía en mi nombre.


Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré.


Aarón y sus hijos los usarán cada vez que entren en el santuario, al altar del Lugar Santo, para que no incurran en falta y, por esto, mueran. Esta es una ordenanza permanente para Aarón y sus hijos.


y sus cintos tejidos, y les pondrás las mitras. Serán sacerdotes para siempre. De esa manera consagrarás a Aarón y a sus hijos.


Al hombre lo alaban según su sabiduría, pero al de corazón perverso lo desprecian.


Ama la sabiduría, y ella te engrandecerá; aférrate a ella y te honrará;


Amo al que me ama, y los que me buscan, sin duda me hallarán.


Y entonces el Señor dice: Puesto que este pueblo dice que me pertenece pero no me obedece, y puesto que su adoración se limita a palabras y repeticiones de fórmulas de memoria,


yo lo castigaré a él y a su familia. Ninguno de sus descendientes vivirá para poder ver el bien que tengo reservado para mi pueblo, porque él les ha inducido a ustedes a rebelarse contra el Señor.


Porque sin duda que eres insignificante entre los países de la región, sin que nadie se cuide de ti.


«Al cabo de los siete años yo, Nabucodonosor, alcé mi vista hacia el cielo, y recobré la razón, y elogié y rendí homenaje al Dios Altísimo y reconocí humildemente a Aquel que vive por todos los tiempos. Él gobernará para siempre, y su reino no tendrá fin.


»El hijo respeta a su padre y el esclavo a su amo. Yo, el Señor Todopoderoso, sin embargo les pregunto a ustedes, sacerdotes, que no le dan ninguna importancia a mi gran fama: “Si soy su Padre, ¿por qué no me respetan? Si soy su Amo, ¿por qué no me tienen temor?”. »Pero ustedes aún se atreven a preguntar: “¿Cuándo hemos tenido en nada tu gran fama?”.


»Tengan en cuenta que cortaré su descendencia y arrojaré contra sus rostros los excrementos de estos animales que me ofrecen, y los echaré a ustedes fuera como si fueran basura.


Durante un mes entero tendrán carne, hasta que la vomiten por las narices; porque han despreciado al Señor que está aquí entre ustedes y han suspirado por Egipto”».


No contaminen la tierra donde van a vivir, porque yo, el Señor, viviré allí entre ustedes».


El que quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará el que me sirve. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.


para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que se niega a honrar al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió.


¿Cómo van a creer, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria del Dios único?


Jesús les respondió: ―No tengo ningún demonio. Lo único que hago es honrar a mi Padre. Ustedes en cambio, me deshonran a mí.


Por eso, no se precipiten a sacar conclusiones sobre si alguien es buen siervo o no. Esperen a que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Cuando ese momento llegue, cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.


La fe de ustedes es como el oro que tiene que probarse por medio del fuego. Así también su fe, que vale mucho más que el oro, tiene que probarse por medio de los problemas y, si es aprobada, recibirá gloria y honor cuando Jesucristo aparezca.


»Entonces fueron y hablaron con la higuera: “Sé nuestro rey”.


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