Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Jeremías 22:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Porque este es el mensaje del Señor respecto a la familia real: Te quiero tanto como a la fructífera Galaad y a los verdes bosques del Líbano, pero te destruiré y te dejaré desierta y deshabitada.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Ahora bien, esto dice el Señor con respecto al palacio real de Judá: «Te amo tanto como a la fructífera Galaad y como a los verdes bosques del Líbano. Pero te convertiré en un desierto y nadie vivirá dentro de tus muros.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues así se expresa Yavé respecto a este palacio de Judá: Me gustaría verte ensalzado como el país de Galaad, como una cumbre del Líbano, mas te voy a dejar hecho un desierto o una ciudad sin habitantes.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Porque así dice YHVH acerca de la casa del rey de Judá: Eres para mí como el bosque° de Galaad,° Como la cumbre del Líbano, Pero ciertamente te convertiré en un desierto, En ciudad deshabitada,

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues así dice Yahveh acerca de la casa del rey de Judá: Un Galaad eres para mí, una cumbre del Líbano; pero haré de ti un desierto, como las ciudades no habitadas.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque así dice Jehová sobre la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como cabeza del Líbano; sin embargo, te convertiré en un desierto, como ciudades deshabitadas.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Jeremías 22:6
26 Tagairtí Cros  

Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto.


y transformó la tierra fértil en terrenos salitrosos, por la maldad de sus habitantes.


¡Qué hermosa eres, amor mío, qué hermosa! Tus ojos, tras el velo, son como palomas. Sobre el rostro, tus negros cabellos son como rebaños de cabras que retozan en las laderas de Galaad.


Sus piernas, como columnas de mármol asentadas en bases de oro finísimo, fuerte como cedro del Líbano; él es sin par.


Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.


Enviaste tus mensajeros a burlarse del Señor. Dices jactancioso: ‘Vine con mi potente ejército contra las naciones del oeste. Talé los más altos cedros y los mejores cipreses. Dominé tus más elevados montes y destruí tus bosques más tupidos’.


Entonces dije: ―Señor, ¿cuánto tiempo pasará antes que estén dispuestos a escuchar? Y él respondió: ―No será sino hasta que sus ciudades sean destruidas y no quede persona con vida, y todo el país esté desolado,


Y al rey de Judá el Señor le dice:


Yo mismo te destruiré por haber cometido tantas maldades, dice el Señor. Destruiré todo, incluso encenderé un fuego en los bosques que quemará cuanto halle a su paso, hasta lo que se encuentra en la periferia.


Y respecto a ti, Jeconías, hijo de Joacim rey de Judá, aunque tú fueras el anillo del sello en mi mano derecha, yo te sacaría y te entregaría en manos de quienes buscan tu muerte, de quienes tienes tanto miedo: Nabucodonosor rey de Babilonia y su poderoso ejército.


―Esa es una decisión correcta, pues ya en el pasado, cuando Miqueas, el de Moréset, profetizó en tiempo del reinado de Ezequías de Judá, y comunicó al pueblo que Dios decía: “Este monte será arado como si fuera un campo de labranza y esta ciudad de Jerusalén será convertida en montones de piedra, y en su cumbre habrá sólo un matorral, en donde hoy está el gran templo”.


¡Arremeten con todas sus fuerzas dejando destrucción por todos lados! Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, destruyen las casas y saquean las pertenencias.


El enemigo viene como un león furtivo que sale furioso desde su guarida, y se encamina a la tierra de ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas, sin un habitante.


¡Pero su madre será abrumada de vergüenza, porque se convertirá en la nación más despreciable: en desierto, en tierra seca y estéril!


Yo acabaré con la alegría y los cantos festivos en las calles de Jerusalén y en las ciudades de Judá, así como con la jubilosa voz de los recién casados, porque la desgracia llenará toda la ciudad y los hogares.


¿No hay remedio en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué no hace Dios algo? ¿Por qué no nos brinda su auxilio?


Convertiré a Jerusalén en un montón de casas ruinosas, en guarida de chacales. Ciudades fantasmas serán las de Judá, sin nadie que habite en ellas.


Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.


¡Líbano! ¡Abre tus puertas, para que el fuego devore tus cedros!


Cuando Israel llegó a la tierra de Jazer y Galaad, las tribus de Rubén y Gad (que tenían grandes rebaños de ovejas) notaron que era un país hermoso para el pastoreo,