Porque los ojos del Señor recorren el mundo para poner su poder en favor de quienes le son fieles. ¡Te has conducido como un insensato, y de hoy en adelante habrá guerras contra ti!».
Jeremías 16:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Porque para nada los pierdo de vista y estoy atento a todas las maldades que cometen. Es inútil que intenten ocultarse de mí. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos. Biblia Nueva Traducción Viviente Los vigilo de cerca y veo cada pecado. No hay esperanza de que se escondan de mí. Biblia Católica (Latinoamericana) Porque estoy mirando todos sus caminos, sin que ninguno se me oculte y sin que su culpa escape a mi vista. La Biblia Textual 3a Edicion Mis ojos están sobre todos sus caminos, no se me ocultan;° ni su iniquidad está encubierta delante de mis ojos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos; no pueden ocultarse ante mí, y su iniquidad no se esconde a mis ojos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de mis ojos. |
Porque los ojos del Señor recorren el mundo para poner su poder en favor de quienes le son fieles. ¡Te has conducido como un insensato, y de hoy en adelante habrá guerras contra ti!».
Piensa continuamente en los males que han hecho, y arranca su nombre de la memoria de los hombres.
Trazas la senda delante de mí, y me dices dónde debo descansar. Cada momento sabes dónde estoy.
Frente a ti extiendes nuestros pecados, nuestros pecados secretos, y los ves todos.
Los ojos del Señor miran por todas partes, y vigilan a los buenos y a los malos.
Recuerda que el Señor mira todo lo que hacemos, no pierde de vista ninguno de nuestros actos.
¡Ay de quienes procuran ocultar del Señor sus planes, que procuran esconderle lo que hacen! «Dios no puede vernos», se dicen, «no sabe lo que está ocurriendo».
Yo bien veo lo que hacen, sé lo que piensan, de modo que congregaré a todas las naciones y pueblos contra Jerusalén, en donde contemplarán mi gloria.
No hay en el mundo jabón ni detergente que puedan purificarte. Has cometido tantos delitos que son difíciles de olvidar. Los veo permanentemente ante mí, dice el Señor Dios.
¿Podrá alguien ocultarse de mí? ¿No estoy yo acaso en todas partes, en el cielo y en la tierra?
Porque estos hombres han hecho algo terrible en mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido usando mi nombre. Lo sé bien, porque he visto todo cuanto hacen, dice el Señor».
Tienes gran sabiduría y realizas poderosos milagros, porque tu atención está puesta en todo lo que hace la gente y recompensas a cada cual según su vida y sus hechos.
¿Será mi templo ante sus ojos sólo cueva de ladrones? ¡Pues para mí no es otra cosa ahora que cueva de ladrones!
Luego el Señor me dijo: «Hombre mortal, ¿te das cuenta de lo que los sabios consejeros de Israel están haciendo en lo oculto? Ellos dicen: “¡El Señor no nos ve, se ha alejado!”».
Entonces el Señor me dijo: «Las maldades del pueblo de Israel y Judá son muy graves y toda la tierra está por su culpa llena de muerte e injusticia, pues ellos dicen: “¡El Señor no nos ve! ¡Se ha alejado de este país!”.
En aquel día buscaré cuidadosamente por toda Jerusalén a todos los tramposos, castigaré a los que reposan tranquilos después del robo; también a los que se atreven a pensar que el Señor no interviene ni para bien ni para mal.
»No desprecien este humilde comienzo, porque los ojos del Señor se deleitan en ver el trabajo iniciado, al ver la plomada en la mano de Zorobabel controlando la verticalidad de los muros. Porque estas siete lámparas representan mis ojos, pues yo lo observo todo».
Por eso, no se precipiten a sacar conclusiones sobre si alguien es buen siervo o no. Esperen a que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Cuando ese momento llegue, cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.
Nada de lo que él ha creado puede esconderse de aquel a quien tendremos que rendir cuentas de nuestros hechos.