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Génesis 45:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Yo soy José —les dijo a sus hermanos—. ¿Mi padre vive aún? Pero los hermanos, debido a la gran sorpresa, se quedaron mudos.

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Biblia Reina Valera 1960

Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«¡Soy José! —dijo a sus hermanos—. ¿Vive mi padre todavía?». ¡Pero sus hermanos se quedaron mudos! Estaban atónitos al darse cuenta de que tenían a José frente a ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

José dijo a sus hermanos: 'Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?' Ellos quedaban tan aterrados de verlo que no podían responderle.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y dijo José a sus hermanos: ¡Yo soy José! ¿Vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados por su presencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijo, pues, José a sus hermanos: 'Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?'. Sus hermanos no pudieron responderle, porque quedaron aterrados ante él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José: ¿Vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.

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Génesis 45:3
14 Tagairtí Cros  

Luego se pusieron a conversar entre ellos y decían: ―Esto nos ha ocurrido como consecuencia de lo que le hicimos a José en nuestra juventud. Vimos el terror y la angustia suya y oímos sus ruegos, pero no le hicimos caso.


―Yo les dije que no lo hicieran —dijo Rubén—, pero no me quisieron hacer caso. Ahora tendremos que pagar por lo que hicimos.


Él les preguntó cómo estaban, y dijo: ―¿Cómo está su padre, el anciano de que me hablaron? ¿Vive aún?


Con razón me aterrorizo tanto en su presencia. Al pensar en ella, el terror me atenaza.


Pero ahora, bajo el golpe de la aflicción, desfalleces y te derrumbas.


Entonces llenaré las vidas de los habitantes de Jerusalén de espíritu de gracia y oración, y ellos pondrán su atención en mí, a quien traspasaron, y se lamentarán de su antiguo error como se llora la muerte de un primogénito, habrá luto como si se les hubiera muerto el hijo mayor.


pues estaban muy espantados por lo que veían. Pero él en seguida les dijo: «Cálmense, soy yo, no tengan miedo».


Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas ante Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!


En el segundo viaje, José se dio a conocer a sus hermanos, y se los presentó al faraón.


―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús —le contestó la voz—, a quien tú persigues.


¡Miren! ¡Viene en las nubes, ante los ojos de la humanidad entera, y hasta los que lo traspasaron lo verán! Y las naciones de la tierra llorarán de pesar por él. ¡Amén! ¡Que así sea!