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Génesis 42:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 ―Yo les dije que no lo hicieran —dijo Rubén—, pero no me quisieron hacer caso. Ahora tendremos que pagar por lo que hicimos.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 «¿No les dije yo que no pecaran contra el muchacho? —preguntó Rubén—. Pero ustedes no me hicieron caso, ¡y ahora tenemos que responder por su sangre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Rubén dijo a los demás: '¿No les decía yo que no le hicieran mal al muchacho? Pero ustedes no me escucharon y ahora estamos pagando por su muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Entonces Rubén les respondió diciendo: ¿Acaso no os hablé diciendo: No pequéis contra el muchacho?° Pero no escuchasteis, y ahora, ciertamente, su sangre nos es demandada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Respondióles Rubén: '¿No os lo advertí yo, cuando os dije que no atentarais contra el niño? Pero vosotros no me escuchasteis, y he aquí que ahora se nos demanda su sangre'.

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Génesis 42:22
19 Tagairtí Cros  

Pero el Señor le dijo: ―¿Qué hiciste? Desde la tierra, la sangre de tu hermano me pide justicia.


Desde luego, ellos no sabían que José les entendía, ya que les había hablado por medio de un intérprete.


―Yo soy José —les dijo a sus hermanos—. ¿Mi padre vive aún? Pero los hermanos, debido a la gran sorpresa, se quedaron mudos.


Una vez muerto su padre, los hermanos de José sintieron miedo, pues pensaban que José les guardaba rencor, y aprovecharía la ocasión para vengarse de ellos por lo que le hicieron.


Entonces el Señor lo tendrá a él por responsable personal del asesinato de dos hombres que eran mejores que él. Porque mi padre no tuvo parte en la muerte del general Abner, jefe del ejército de Israel, ni en la del general Amasá, jefe del ejército de Judá.


Que Joab y sus descendientes por siempre lleven la culpa de estos crímenes, y quiera el Señor declarar inocentes de estas muertes a David y a sus descendientes.


De esta manera retribuyó el rey Joás el amor y la lealtad de Joyadá, matando a su hijo. Las últimas palabras de Zacarías al morir fueron: «Señor, mira lo que están haciendo y retribúyeles conforme a su acción».


El que castiga a los homicidas tiene cuidado de los desvalidos. No olvida las súplicas de los atribulados que le piden ayuda.


Si rehúsas advertir a los malos cuando yo quiero que les digas: “¡Están bajo sentencia de muerte, por lo tanto arrepiéntanse y salven sus vidas!”, ellos morirán en sus propias culpas, pero yo te culparé a ti por ello.


Nosotros merecemos este castigo y sufrimos a causa de nuestros delitos; pero este no ha hecho nada malo.


Los habitantes de la isla, al ver la víbora colgada de la mano de Pablo, se pusieron a decir entre ellos: «No cabe duda de que es un asesino. Pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no lo deja vivir».


Ellos muestran que la ley de Dios está escrita dentro de ellos mismos; su conciencia los acusa a veces, y a veces los excusa.


El que deba ir preso, caerá preso; el que deba morir a espada, morirá a filo de espada. Aquí se verá la paciencia y la fidelidad del pueblo santo.


Y todos sufrieron de las terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron. La humanidad blasfemó contra el nombre de Dios, porque les había enviado las plagas, y no quisieron darle la gloria.


A la mañana siguiente, mientras Jonatán conversaba con su padre, le habló bien de David y le pidió que no lo tuviera por enemigo. ―Él nada ha hecho contra ti —le dijo Jonatán—. Siempre te ha ayudado en todo lo que ha podido.


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