Después Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y lo llevó a Antioquía,
Gálatas 2:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Catorce años más tarde fui de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé. Tito nos acompañaba. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego, catorce años más tarde, regresé a Jerusalén, esta vez con Bernabé; y Tito también vino. Biblia Católica (Latinoamericana) Después de catorce años subí de nuevo a Jerusalén con Bernabé, llevando a Tito con nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalem° con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. |
Después Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y lo llevó a Antioquía,
Y luego encomendaron a Bernabé y a Saulo la tarea de llevar las ofrendas a los ancianos.
Bernabé y Saulo, que estaban de visita en Jerusalén, concluyeron su servicio allí y regresaron a Antioquía, llevando con ellos a Juan, al que le decían también Marcos.
Un día en que estos hombres estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: ―Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado.
Pero un día, los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los jefes de la comunidad, y persiguieron a Pablo y Bernabé y los expulsaron de la localidad.
¡Creían que Bernabé era Zeus y que Pablo, por cuanto era el orador principal, era Hermes!
Nos ha parecido bien y hemos acordado unánimemente, que dos de nuestros hombres, Judas y Silas, acompañen a nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé
¿O es que los únicos que en la obra de Dios tienen que trabajar por su cuenta para ganarse el sustento somos Bernabé y yo?
Pero Tito, mi amado hermano, no estaba allí cuando llegué. Tan intranquilo me puso esto que me despedí y fui a buscarlo a Macedonia.
Doy gracias a Dios porque ha dado a Tito el mismo interés sincero en ustedes que tengo yo.
Si alguien les pregunta quién es Tito, díganle que es mi compañero y colaborador en la tarea de ayudarlos. Pueden decir también que los otros dos hermanos representan a las iglesias de aquí y que llevan una vida que honra a Cristo.
Tres años más tarde fui a Jerusalén a hablar con Pedro y estuve con él quince días.
Y a la hipocresía de Pedro se unieron los demás cristianos judíos, incluso Bernabé.
Y ni siquiera le exigieron a Tito, mi compañero, que se circuncidara, a pesar de que era griego.
Aristarco, mi compañero de cárcel, les envía saludos, y lo mismo hace Marcos, el primo de Bernabé. Como ya les dije, si va a visitarlos recíbanlo con cariño.
A Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos: Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro Salvador te den su amor y paz.