Porque su sabiduría es profunda y vasto su poder. ¿Quién logró jamás vencerlo?
Éxodo 9:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El faraón envió a ver si era cierto que los animales de los israelitas no morían, pero aunque comprobó que así era, permaneció firme, y no dejó salir al pueblo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Faraón envió, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el faraón envió a sus funcionarios a investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habían perdido ni uno de sus animales! Pero aun así, el corazón del faraón siguió obstinado, y una vez más se negó a dejar salir al pueblo. Biblia Católica (Latinoamericana) Faraón se informó al respecto: ¡ninguno había muerto de los que pertenecían a Israel! Pero siguió en su ceguera y no dejó salir al pueblo. La Biblia Textual 3a Edicion Y envió Faraón, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había perecido ni uno. Aun así, el corazón de Faraón se endureció y no dejó partir al pueblo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Faraón envió, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo. |
Porque su sabiduría es profunda y vasto su poder. ¿Quién logró jamás vencerlo?
Pero yo sé que el faraón no les dará permiso, a menos que se haga sobre él mucha presión.
El corazón del faraón permaneció duro y obstinado y no quiso oír, tal como el Señor lo había advertido.
El Señor le dijo a Moisés que el faraón era terco y se empeñaría en no dejar salir de Egipto al pueblo de Israel.
Pero el Señor endureció el corazón del faraón, quien persistió en su soberbia y se negó a oír, tal como ya el Señor lo había advertido.
El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen puñados de ceniza, y que Moisés la arroje hacia el cielo delante del faraón.
El hombre que rechaza la corrección será destruido de repente y sin remedio.
Yo sabía cuán tercos son. Tienen el cuello tan inflexible como el hierro, tienen la cabeza tan dura como el bronce.
Pero cuando su corazón y su mente se endurecieron por el orgullo, Dios lo sacó de su trono real y le quitó su gloria,
Como ven, Dios se apiada de quien él quiere, y endurece a quien él quiere endurecer.