El Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a hablar con el faraón. Pero yo lo he endurecido a él y a sus funcionarios, a fin de hacer nuevos milagros y demostrar mi poder.
Éxodo 7:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Aun así el faraón no los oirá; por lo que traeré sobre Egipto un desastre final de grandes proporciones, y luego sacaré a mi pueblo de esta tierra. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Biblia Nueva Traducción Viviente Aun así, el faraón se negará a escucharte; por eso alzaré mi puño contra Egipto. Luego rescataré a mis ejércitos —a mi pueblo, los israelitas— de la tierra de Egipto con grandes actos de juicio. Biblia Católica (Latinoamericana) él no te hará caso. Yo, entonces, sacaré a mi pueblo del país de Egipto, a fuerza de golpes y de grandes intervenciones. La Biblia Textual 3a Edicion Faraón no os escuchará. Yo pondré mi mano en Egipto, y con grandes juicios sacaré de la tierra de Egipto a mis escuadrones, mi pueblo, los hijos de Israel. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El Faraón no os escuchará; y entonces pondré yo mi mano sobre Egipto y sacaré del país de Egipto a mis huestes, a mi pueblo, a los israelitas, con durísimos castigos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. |
El Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a hablar con el faraón. Pero yo lo he endurecido a él y a sus funcionarios, a fin de hacer nuevos milagros y demostrar mi poder.
El Señor le había dicho a Moisés: «El faraón no oirá, y esto me dará la oportunidad de hacer portentosos milagros para demostrar mi poder».
Este mismo día el Señor sacó a Israel de Egipto, tribu por tribu, como si fueran un ejército.
Entonces Moisés dijo al pueblo: «Este es un día que deben recordar siempre. Es el día que salieron de la esclavitud de Egipto. Es el día en que el Señor los sacó con milagros portentosos. Recuerden que durante la celebración anual de este suceso no podrán comer pan con levadura.
Esta semana de conmemoración anual nos identificará como el pueblo de Dios; será como si él hubiera puesto su sello de propiedad en nuestras manos y en nuestra frente.
Moisés le contó a su suegro todo lo que había estado ocurriendo, y lo que el Señor les había hecho al faraón y a los egipcios, para librar a Israel. También le contó todos los problemas que habían tenido en el camino, y la forma en que el Señor había librado a su pueblo de todos ellos.
Pero yo sé que el faraón no les dará permiso, a menos que se haga sobre él mucha presión.
―Ahora verás lo que le voy a hacer al faraón —le dijo el Señor—. Sólo por la fuerza dejará él salir a mi pueblo. Ah, pero no sólo los dejará salir, sino que los echará de la tierra de Egipto.
Aarón y Moisés, incluidos en esta lista, son los mismos a quienes el Señor les dijo: «Saquen al pueblo de Israel de la tierra de Egipto»,
Por lo tanto, diles a los descendientes de Israel que usaré todo mi poder y realizaré grandes milagros, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos libres.
El corazón del faraón permaneció duro y obstinado y no quiso oír, tal como el Señor lo había advertido.
Además, le dijo que cuando estuviera frente al faraón, le dijera: «El Señor, el Dios de los hebreos, me ha dicho que vuelva a pedirte que dejes que mi pueblo salga a adorarlo en el desierto. Como no quisiste oír antes,
Pero cuando el faraón vio que se habían acabado las ranas, endureció su corazón y, tal como el Señor lo había advertido, no hizo caso a la petición que le habían hecho Moisés y Aarón.
«¡No hay la menor duda de que esto es obra de Dios!», exclamaron ante el faraón. Pero el faraón persistió en su terquedad, y no quiso oírlos, tal como el Señor lo había advertido.
Pero el Señor endureció el corazón del faraón, quien persistió en su soberbia y se negó a oír, tal como ya el Señor lo había advertido.
el Señor hará que se desate una plaga mortal que destruirá los caballos, los burros, los camellos, los rebaños de ovejas, y las manadas de vacas.
A los insolentes les espera el castigo, y a la espalda de los necios los azotes.
Toda la noche te busco; busco a Dios con todo fervor; sólo cuando vengas a juzgar la tierra y a castigarla, el pueblo se apartará de su maldad y hará lo que es justo.
»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.
Así haré sentir mi juicio sobre los moabitas, y ellos sabrán que yo soy el Señor».
»Las ciudades de Patros (en la parte superior del Nilo), Zoán y Tebas yacerán en ruinas después de mi castigo.
Y así castigaré de manera ejemplar a Egipto y ellos sabrán que yo soy el Señor».
¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Porque sólo Tú eres santo. Las naciones vendrán y te adorarán, porque tus obras de justicia ya se han manifestado».
Y oí que el ángel del altar decía: «Sí, Señor, Dios Todopoderoso, tus castigos son justos y verdaderos».
porque juzga con justicia y verdad. Ha castigado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus pecados, y ha vengado la sangre de sus siervos que ella derramó».
Cuando la nación de Israel salía a presentar batalla a sus enemigos, el Señor estaba en su contra. Les había advertido que lo haría así. En realidad lo había jurado. Pero cuando el pueblo estaba en medio de una terrible aflicción,