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Isaías 26:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 Toda la noche te busco; busco a Dios con todo fervor; sólo cuando vengas a juzgar la tierra y a castigarla, el pueblo se apartará de su maldad y hará lo que es justo.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Te busco por la noche; en la mañana te busco de todo corazón. Pues solo cuando tú vengas a juzgar la tierra, la gente aprenderá lo correcto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Mi alma te desea por la noche y mi espíritu se despierta en mí desde la mañana. Cuando a la tierra le llegan tus juicios, los habitantes del mundo aprenden a ser justos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Mi alma te anhela de noche, Y por ti madruga mi espíritu dentro de mí, Porque cuando tus juicios se manifiestan en la tierra, Los habitantes del mundo aprenden justicia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Con mi alma te ansío de noche, con mi espíritu te busco en mi pecho; porque cuando lucen tus juicios en la tierra, aprenden justicia los habitantes del orbe.

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Isaías 26:9
28 Tagairtí Cros  

¡Él es el Señor nuestro Dios! Su autoridad es visible a través de toda la tierra.


Él es el Señor Dios nuestro. Su gobierno se ve por doquier en la tierra.


Señor, por la noche evoco tu nombre; ¡quiero cumplir tu ley!


A media noche me levantaré para darte gracias por tus leyes justas.


Espero al Señor, más que los centinelas al amanecer; sí, más que los centinelas esperan al amanecer.


Entonces al fin dirán todos que el bien recibirá recompensa, y que hay un Dios que juzga con justicia aquí en la tierra.


¡Oh Dios, mi Dios! ¡Cómo te busco! ¡Qué sed tengo de ti en esta tierra reseca y triste en donde no hay agua! ¡Cómo anhelo encontrarte!


Tú dejas mi alma más satisfecha que un delicioso banquete; te alabarán mis labios con gran júbilo.


Entonces todos sentirán temor, proclamarán las poderosas obras de Dios; por fin reconocerán las admirables cosas que él hace.


Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, se arrepentían y volvían a Dios.


Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.


Amo al que me ama, y los que me buscan, sin duda me hallarán.


Y ¿por qué lo hizo Dios? Fue para limpiarlo de sus pecados, y librarlo de todos sus ídolos y de los altares para estos. Ahora jamás volverán a ser adorados.


¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece a su siervo? Si alguno de ustedes anduviere en tinieblas, sin un solo rayo de luz, confíe en el Señor, pónganse en las manos de su Dios.


Este es el momento oportuno para buscar al Señor. Ahora que está cerca es cuando deben llamarlo.


Levántate en la noche y clama al Señor, cuando los guardas inician la ronda. Derrama tu corazón delante del Señor, como si fuera agua, y levanta tus manos hacia él en actitud de oración. ¡Clama a Dios por tus niños y niñas que desfallecen de hambre en las calles!


El Señor es maravillosamente bueno con aquellos quienes en él confían, con aquellos que buscan seguir sus instrucciones.


Llegarán a ser el hazmerreír del mundo y un terrible ejemplo a todos, para que vean lo que sucede cuando el Señor se la toma contra una nación entera en reprensión furiosa. Yo, el Señor, lo he dicho.


Yo los abandonaré y volveré a mi hogar, hasta que ellos admitan su culpa y miren hacia mí en busca de ayuda. ¡Sí, en medio de su aflicción me buscarán!».


Lo más importante es que primero busquen el reino de Dios y hagan lo que es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten.


A la mañana siguiente, todavía de madrugada, Jesús se levantó y se fue a un lugar solitario a orar.


En aquellos días se fue Jesús a la montaña y pasó toda la noche orando a Dios.


En aquel preciso instante, un terrible terremoto sacudirá la tierra y una décima parte de la ciudad se derrumbará dejando un saldo de siete mil muertos. Los sobrevivientes, llenos de espanto, glorificarán al Dios del cielo.


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