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Éxodo 32:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Deja que desate contra ellos mi ira y los destruya; y de ti, Moisés, haré otra nación grande.

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Biblia Reina Valera 1960

Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ahora quítate de en medio, para que mi ira feroz pueda encenderse contra ellos y destruirlos. Después, Moisés, haré de ti una gran nación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ahora, pues, deja que estalle mi furor contra ellos. Voy a exterminarlos, mientras que de ti yo haré nacer un gran pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Deja ahora que se encienda mi ira contra ellos, y los consumiré, y haré de ti una nación grande.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ahora, déjame que se encienda mi ira contra ellos y los extermine; pero yo haré de ti una gran nación'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Ahora pues, déjame que se encienda mi furor contra ellos, y los consuma: y a ti yo te pondré sobre gran gente.

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Éxodo 32:10
21 Tagairtí Cros  

Te voy a convertir en una nación muy grande; te voy a bendecir, y te haré un hombre muy famoso. ¡Serás de bendición para muchas personas!


Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera.


Entonces desataré mi ira contra ustedes y haré que mueran a filo de espada. ¡De este modo las que se quedarán viudas serán sus esposas, y los que se quedarán huérfanos serán sus hijos!


Pero Moisés le rogó al Señor que no lo hiciera. ―Señor —suplicó—, ¿por qué se ha encendido tanto tu ira contra este tu pueblo, al que sacaste de Egipto con tu gran poder y tan grandes milagros?


Cuando llegaron cerca del campamento, Moisés vio el becerro y las danzas, y con terrible ira arrojó las tablas al suelo, al pie del monte, y se rompieron.


Es una tierra de la que fluye leche y miel. Pero yo no iré con ustedes, porque son un pueblo rebelde y soberbio, y no resistiré el deseo de destruirlos en el camino».


Por tanto, Jeremías, no intercedas más por este pueblo, ni llores ni supliques por ellos, porque no los escucharé cuando finalmente en su desesperación clamen pidiéndome ayuda.


El Señor me dijo de nuevo: No me pidas más que bendiga a este pueblo, no ores más por ellos.


Entonces el Señor me dijo: Aun si Moisés y Samuel vinieran ante mí a rogarme por este pueblo, yo no les ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Échalos de mi presencia!


No ores más por este pueblo, Jeremías. No llores por ellos ni ores ni supliques que yo les ayude, pues no te atenderé.


»Pero Israel se rebeló contra mí, allí en el desierto rechazaron mis instrucciones. No quisieron obedecer mis reglas, aunque el obedecerlas significara vivir con seguridad y por largo tiempo. Y tampoco respetaron los días sábados. Entonces pensé: “Descargaré mi cólera sobre ellos y los haré morir en el desierto”.


Los desheredaré y los destruiré con una plaga, y de ti haré una nación mucho más poderosa que ellos.


―Apártense de este pueblo, que voy a destruirlo inmediatamente.


Pero Moisés y Aarón se postraron en tierra, delante del Señor: ―Oh Dios, Dios de toda la humanidad, ¿has de enojarte con toda el pueblo cuando es un solo hombre el que ha pecado?


Yo temía por ustedes, porque el Señor estaba dispuesto a destruirlos. Pero en aquella oportunidad, nuevamente respondió positivamente a mi oración.


Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.