El hombre le contestó: ―Oí que andabas por el jardín y me dio miedo, pues estoy desnudo. Así que me escondí.
Éxodo 20:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y le dijeron a Moisés: ―Dinos lo que Dios diga, y nosotros obedeceremos. Pero que no nos hable Dios en forma directa, pues moriremos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces le dijeron a Moisés: —¡Háblanos tú y te escucharemos, pero que no nos hable Dios directamente, porque moriremos! Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces dijeron a Moisés: 'Habla tú con nosotros, que te escucharemos; pero que no hable Dios, no sea que muramos. La Biblia Textual 3a Edicion Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos, pero que no hable ’Elohim con nosotros, no sea que muramos.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijeron entonces a Moisés: 'Háblanos tú, y te escucharemos: pero que no nos hable Dios, no sea que muramos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos; mas no hable Dios con nosotros, para que no muramos. |
El hombre le contestó: ―Oí que andabas por el jardín y me dio miedo, pues estoy desnudo. Así que me escondí.
A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida».
Pero no podrás ver mi rostro, porque ningún hombre podrá verme y seguir viviendo.
En el desierto, Moisés estuvo como mediador entre el pueblo de Israel y el ángel que en la cumbre del Sinaí le entregó las palabras de vida para comunicárselas a nuestros antepasados.
Pero entonces, ¿para qué se nos dio la ley? Después que Dios le dio la promesa a Abraham, Dios añadió la ley a causa de nuestros pecados, pero sólo hasta que viniera la descendencia de Abraham, a la que se la había hecho la promesa. Además, Dios encomendó a los ángeles entregar la ley a Moisés, que fue el intermediario.
Esto fue lo que pediste a Dios en el monte Horeb. Allí, al pie de la montaña, le rogaste que no te hiciera oír su voz majestuosa nuevamente ni ver el fuego aterrador que estaba sobre el monte, porque tenías miedo de morir.
Yo estaba como mediador entre ustedes y el Señor porque ustedes tenían miedo del fuego y no se quisieron acercar al monte. Él me habló y yo les di sus leyes. Esto es lo que dijo:
ni oyeron el sonido de trompeta ni la voz que, cuando hablaba, los que la oyeron rogaron que no les hablara más,