Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.
Eclesiastés 5:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 pues él está en el cielo y tú aquí abajo en la tierra; sean, pues, pocas tus palabras. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Biblia Nueva Traducción Viviente No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras. Biblia Católica (Latinoamericana) Si estás muy preocupado, te pones a soñar; si prometes demasiado, dirás lo que no conviene. La Biblia Textual 3a Edicion No te des prisa con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra ante Ha-’Elohim, porque Ha-’Elohim está en los cielos y tú en la tierra, por tanto, sean pocas tus palabras. Biblia Serafín de Ausejo 1975 De los muchos afanes nacen los sueños, y de las muchas palabras las necedades. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No te des prisa con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú en la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. |
Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.
―No te enojes conmigo, mi Señor —le rogó Abraham—, si digo algo más. ¿Y si hubiera sólo treinta? Y el Señor le contestó: ―No destruiría la ciudad si encontrara en ella treinta justos.
Finalmente, Abraham dijo: ―No te molestes mi Señor; hablaré sólo una vez más. Supongamos que sólo encontraras diez justos. Y el Señor le contestó: ―Entonces, por amor a los diez, no destruiría la ciudad.
Jacob, entonces, hizo este voto: «Si Dios me ayuda y me protege en este viaje, me da ropa y comida, y me permite regresar sano y salvo a la casa de mi padre, el Señor será mi Dios. Y esta piedra que he levantado para señal, será lugar de adoración. Además, de todo lo que me dé, le entregaré el diezmo».
En las palabras del que habla mucho, seguramente encontrarás pecado; el sabio sabe cuando callar.
Es agradable oír las palabras sabias; pero los labios del necio lo llevan a la ruina. Puesto que su premisa es necia; su conclusión es locura.
Así como el exceso de ocupaciones produce pesadillas, la necedad te convierte en un necio que dice tonterías.
Porque así como el cielo es más alto que la tierra, mi conducta y mis pensamientos son más elevados que los de ustedes.
»Si alguien jura precipitadamente, sea el voto bueno o malo, en cuanto comprenda su error, será culpable.
»Cuando estén orando, no hagan como los paganos que se ponen a repetir la misma oración, porque piensan que mientras más palabras usen más los va a escuchar Dios.
Ustedes oren así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
aunque me pidas la mitad del reino. Esto se lo prometió bajo juramento.
Todos fallamos mucho; y si alguien no falla en lo que dice, es una persona perfecta que puede dominar todo su cuerpo.
Mientras tanto, Jefté había hecho voto delante del Señor, que si Dios ayudaba a los israelitas a vencer a los amonitas, él volvería a su casa en paz, y que la primera persona que saliera a recibirlo sería sacrificada en holocausto al Señor.