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Eclesiastés 5:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Cuando entres en la casa de Dios, ten abiertos los oídos y cerrada la boca. No seas como el necio que ni siquiera reconoce que es pecado hacerle a Dios promesas temerarias,

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 No hables demasiado rápido, no te precipites en tu decisión cuando te comprometas delante de Dios, porque Dios está en el Cielo y tú, en la tierra: no te comprometas demasiado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cuando vayas a la Casa de Dios guarda tu pie, y acércate más para oír, que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 No te precipites con la lengua, ni se apresure tu corazón a proferir una palabra ante Dios, porque Dios está en el cielo, y tú en la tierra. Por ello, sé parco en palabras.

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Eclesiastés 5:1
28 Tagairtí Cros  

Pero cuando vio que tenía tanta fama y tanto poder, se convirtió en un hombre orgulloso. ¡Fue ese orgullo el que lo llevó a la desgracia! Tanta fue su arrogancia que un día, desobedeciendo Señor, Dios de sus antepasados, entró al templo para quemar incienso sobre el altar.


«¿No ha de haber quien corte este torrente de palabras? La palabrería de un hombre, ¿prueba que tiene razón?


»¡Qué grande es Dios, más alto que los cielos y más elevado que las estrellas!


Los poderes angelicales más altos se quedan temerosos ante Dios; él es más asombroso que ninguno de los que rodea su trono.


―No te acerques —le dijo Dios—. ¡Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa!


En las palabras del que habla mucho, seguramente encontrarás pecado; el sabio sabe cuando callar.


El Señor detesta las ofrendas de los malvados, pero se deleita en las oraciones del justo.


El Señor detesta los sacrificios de los malvados, especialmente cuando los hacen con mala intención.


Pero los que eligen sus propios caminos deleitándose en sus pecados, son malditos. Dios no aceptará sus ofrendas. Cuando se hagan esa clase de sacrificios en el altar de Dios, Dios los rechazará. Si sacrifican un cordero o traen una ofrenda de grano, es tan aborrecible para Dios como poner un perro o sangre de puercos sobre su altar. Cuando le queman incienso, él lo considera como si estuvieran adorando a un ídolo.


Moisés le dijo a Aarón: «Esto es lo que el Señor quiso decir cuando declaró: “Me santificaré entre los que se acercan a mí y seré glorificado delante de todo el pueblo”». Aarón, permaneció en silencio.


En seguida te mandé a buscar, e hiciste bien en venir pronto. Aquí estamos delante del Señor, ansiosos de escuchar lo que él te ha ordenado que nos digas.


Los bereanos eran mucho más nobles que los tesalonicenses, y escucharon gustosos el mensaje. Todos los días examinaban las Escrituras para comprobar si lo que Pablo y Silas decían era cierto.


¿Es que no pueden comer y beber en casa, para así no dañar a la iglesia ni avergonzar a los que, por ser pobres, no pueden llevar alimentos? ¿Qué debo decirles en cuanto a esto? ¿Debo alabarlos? ¡Pues no señor!


Si después de haber conocido la verdad seguimos pecando, ya no queda ningún sacrificio por los pecados.


Mis queridos hermanos, pongan atención: Todos ustedes deben estar listos para escuchar, pero deben ser lentos para hablar y para enojarse.


―Quítate el calzado —le ordenó el comandante—; porque este es terreno santo. Y Josué obedeció.


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