Apocalipsis 9:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y aquellos ángeles, que estaban preparados precisamente para aquel año, mes, día y hora, quedaron en libertad de matar a la tercera parte de la humanidad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los cuatro ángeles que habían sido preparados para esa hora, ese día, ese mes y ese año, fueron desatados para matar a la tercera parte de toda la gente de la tierra. Biblia Católica (Latinoamericana) Y fueron soltados los cuatro ángeles que esperaban la hora, el día, el mes y el año para exterminar a la tercera parte de la humanidad. La Biblia Textual 3a Edicion Y fueron desatados los cuatro ángeles que habían sido preparados para la hora, y día, y mes y año, para que mataran a la tercera parte de los hombres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fueron soltados los cuatro ángeles, preparados para aquella hora y día y mes y año, para que mataran a la tercera parte de los hombres. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, y el día, y el mes y el año, para matar la tercera parte de los hombres. |
El tercer ángel tocó la trompeta y una gran estrella envuelta en llamas cayó sobre una tercera parte de los ríos y manantiales.
Cuando el primero tocó la trompeta, cayó sobre la tierra una lluvia de granizo y fuego mezclados con sangre; una tercera parte de la tierra ardió y una tercera parte de los árboles quedó carbonizada; no hubo hierba verde en la tierra que no ardiera.
El segundo ángel tocó la trompeta e inmediatamente algo semejante a una inmensa montaña encendida se precipitó en el mar y destruyó una tercera parte de los barcos; una tercera parte del mar adquirió el color rojo de la sangre y murió una tercera parte de las criaturas que viven en el mar.
Como los alacranes, llevaban el aguijón en la cola, donde precisamente residía el poder que se les había dado para dañar a la gente durante cinco meses.
No les estaba permitido matarlas, sino someterlas durante cinco meses a una agonía semejante al dolor del aguijonazo del alacrán.