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2 Samuel 1:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Entonces me dijo en tono suplicante: “Ven y pon fin a mi angustia, pues estoy sufriendo terriblemente y no acabo de morir”.

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Él me volvió a decir: Te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues mi vida está aún toda en mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces me suplicó: “Ven aquí y sácame de mi sufrimiento, porque el dolor es terrible y quiero morir”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Me dijo: Acércate y dame muerte, todavía me quedan fuerzas pero siento que me voy a desmayar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces me dijo: Ponte junto a mí y mátame ya, porque la agonía° se ha apoderado de mí, aunque mi vida está todavía en mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Díjome entonces: 'Acércate a mí y mátame. Se ha apoderado de mí un espasmo de muerte, pero todavía estoy lleno de vida'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y él me volvió a decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia, y mi vida aún está toda en mí.

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2 Samuel 1:9
6 Tagairtí Cros  

Así que me acerqué y lo maté, pues vi que no le quedaba ninguna esperanza de vida. Tomé luego su corona y uno de sus brazaletes para traérselos a usted, señor mío.


“¿Quién eres?” me preguntó. “Soy un amalecita”, le respondí.


Entonces Saúl le gritó a su escudero: «Pronto, mátame con tu espada antes que estos incircuncisos me tomen prisionero, se burlen de mí y me torturen». Como el escudero se sentía atemorizado de hacerlo, Saúl tomó su propia espada, se dejó caer sobre ella, y murió.


En aquellos días, las personas tratarán de matarse, pero no se les concederá la muerte. Ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.


«Mátame —le pidió a su escudero—. Que nunca se diga que una mujer mató a Abimélec». El joven lo atravesó con su espada, y murió.


El rogó a su escudero: «Mátame con tu espada antes que estos paganos filisteos me capturen y me torturen». Pero como su escudero tenía miedo también, no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se arrojó contra la punta de su hoja de modo que lo atravesó.